30 de enero de 2013

¡¡LA "CUQUI" QUEDADA!! o cómo empezar un domingo atacadita y acelerada

El domingo 27 de enero de este año pasará a la historia... al menos a la de nuestra amistad. No, no a tu amistad y la mía. Me refiero a la mía con mis amigas de la "uni": Carolain, Estelita "del Carmen", Helen, Meri y Selineta (sí, es nuestra manía cariñosa de deformar los nombres), porque por primera vez nos hemos juntado todas con nuestros respectivos y retoños, excepto por una baja por gripe. Lo raro es que no hubiera más bajas, con el tiempo de locos que tenemos por aquí: hoy calor primaveral, mañana frío siberiano. Bueno, os cuento un secreto... en realidad, no es tan raro... ya que todas hemos estado "chutando" a chupitos de vitaminas extras a nuestr@s peques desde que sabemos que teníamos la "cuqui" quedada, porque, como os digo, este acontecimiento es para el archivo de la hemeroteca mínimo, ¡y no se podía faltar!
Este domingo pasará a la historia, además, por ser uno de los domingos en los que más histéricas hemos estado todas (cuquis, si digo todas, es todas, cada una por lo suyo...) y más histéricos hemos conseguido poner a nuestros chicos: ¡porque todas teníamos prisa por salir, llegar y vernos, al fin! Bueno, por eso y porque a alguna de nosotras se le ocurrió la genial idea de quedar a las 10:45h de la mañanita... (prometo revisar los mensajitos del "wasap", porque la de la brillante idea se quedó sin su merecida "ola" y se la debemos, sí, nenas, sí, porque... vaya telita).

A ver, que yo entiendo las ganas de vernos, achucharnos, marujear, que los que venían de los Madriles tenían que volver pronto para su tierra y había que aprovechar el tiempo... ¡Pero a las 10:45h con niños y un domingo! Creo que la que fijó la hora lo hizo queriendo rememorar los tiempos de "magis" (magisterio, para los no "teachers" o integrantes del cuquigrupo) y hacernos madrugar o casi empalmar, como hacíamos entonces... Pero, sinceramente, ¡no había necesidad! No la había. Y aunque seguimos siendo espíritus libres "and forever young"... Chicas, ¡que los años no pasan en balde!

Eso sí, gracias a esta hora pelín intempestiva, el domingo descubrí que cabreadas, nerviosas y aceleradas... ¡seguimos siendo las mismas y nos queremos igual! (Lo que no sé es si nuestros chicos opinan lo mismo...).

En nuestra casa, el domingo empezó a las 6:30 de la "madrugada", cuando Pichu, nervioseta también por "el gran día", vino a nuestra habitación a despertarnos para ¡ir a desayunar! ¡Pero si aún tenemos la cena en la garganta, chiquilla! Claro, por mucho que le dijeras que se acostara entre nosotros y descansara un poquito más... Pues como que no. Y entre eso y que tenía que darle besos a su hermano, o moría... Pasó lo que tenía que pasar, que el cuarto en discordia acabó por despertarse. ¡Veeeeenga! 6:45... ¡Empieza el domingo! ¡Buenos días!

Os prometo que no paré ni un segundo desde que puse el pie en el suelo (sí, aunque no lo recuerde bien, evidentemente tuvo que ser el izquierdo), y aún así, la pobre Estela, que venía sólo para vernos un rato y volverse a su hospital particular de griposos... Tuvo que esperarnos bajo más de 20 estupendos minutos. Pero es que ¡nuestros retoños no paraban de hacernos sabotaje!
Por cierto, Estela, he llegado a la conclusión de que preferiste no subir... ¡Por miedo! Y no te culpo, la verdad. Yo intenté escapar un par de veces de esta casita de locos, pero no pude. :-P
Y es que, siendo domingo, además de preparar nuestra salida: Pichu y Pollito, bolsas "por si acaso" de ambos, nosotros mismos... También había cositas que, sí o sí, tenía que hacer si no quería morir al llegar por la tarde y tener tooooda la faena mirándome con reproche. Cositas como, por ejemplo... Mmm... Dejadme pensar... ¡Sí! ¡Poner lavadoras! ¡Recoger ropa! ¡Poner secadora! ¡Doblar! ¡Guardar...! Y así un montón de verbos acabados en "ar" o "er" relacionados con la ropa...


Por eso, entre "verbo y verbo", íbamos aprovechando para intercalar otros como "dar teta", "desayunar", "vestir", "repasar dientes", "preparar zumo de Pollito", "dar más teta", "quitar mocos", "peinar" (una trenza especial, con bolitas de colores. Sí, tenía que ser el domingo, porque a mí, y sólo a mí se me ocurre contarle justo el día de antes a Pichu que su mami, moderna donde las haya, se hacía trencitas con bolitas de colores... Y claro, explícale a la renacuaja que entre semana no da tiempo y que "en finde tampoco". Vamos, que tocaba trencita. Ya lo he aprendido, ya, la próxima vez me ahorro el rollo "cuando mamá era pequeña o joven o, simplemente, ¡idiota!")... Y seguimos: "cambiar pañal", "duchar(se)", "dar un poco más de teta", "volver a cambiar pañal"... Y así un largo etcétera durante el cual nuestros pequeños también intercalaron acciones muy, muy divertidas a la par que "colaboradoras", tales como:


 -Meterse el trompazo del año contra la pared, cual dibujito animado de esos que se quedan como pegatinas cuando se estampan, y llorar (con razón) como si no hubiera mañana...ni vecinos. Y todo por venir a avisarme de que su hermano lloraba como si no hubiera comido desde la guerra. Evidentemente, sueltas lo que tienes entre manos (literalmente, ¡secador a tomar por saco!), y en menos de un nanosegundo te plantas a su lado para calmarla, mientras miras de manera asesina a la pared y la insultas por haberse puesto en medio de la trayectoria de tu hija. ¡Si es que tendríamos que tirarlas abajo! Si no sirven "pa ná"... Total, a los vecinos los oyes y "sientes" como si compartierais hogar. (Mis vecinos... Próximamente aquí, en Con M de Mamá). Primer aviso a Estela de que venga 15 minutos más tarde.

-Berrear exageradamente por hambre, consiguiendo que mami deje (por segunda vez) de secarse aceleradamente el pelo, y se cree una estampa tan idílica como la que sigue: yo, en medio bolingas y con media cabeza seca y peinada y la otra bien mojadita y apelmazada por la espuma, que iba secándose al natural, sentada en la posición de flor de loto, con Pollito feliz por estar en brazos... Total ¡para que tomara durante un par de minutos y parara! Y para arreglarlo, carantoñas, risitas y carcajadas zalameras, escondiéndose entre mi teta y su brazo y mirando de reojo. ¿Así cómo voy a ponerme seria? Tío sinvergüenza... Segundo aviso a Estela... "mmm, que 15 minutitos más, please". Aquí ya estábamos quedando bajo de mi casa a las 10:45h... Hora en la que había que estar en el lugar de la quedada.
-Vómito 1: Estar acabando de atar los cordones de los peúcos de Pollito y que éste, después de haber resuelto un sencillo problema de ángulos e inclinaciones varias, para ver qué zona de su cuerpo tiene mejor "rampa", se tire encima toda la leche que le sobra de la pancha, manchándose así toooda la camiseta y llegando, faltaría "plus", a su ropa interior. Segundo cambio. Yo sigo en ropa interior y con peinado ochentero espontáneo. Pasando de avisar a Estela por tercera vez, cuando llame le digo que tardamos un pelín, que total...
-Vómito 2: Recién mudadito... Volvemos a tirar un poquito de lechita, guardada en nuestro "almacén moflete", y lo hacemos tan bien que es la cantidad justa para que mami nos tenga que cambiar; o sea, poquita cantidad pero contundente... Estela llama para decir que ya está bajo. :S Yo sigo con mi look "Barbarella". Tercer y ¿definitivo? cambio. Sí, de momento sí, mami. Pero no te preocupes, cuando lleguemos ya vuelvo a mancharme, si acaso.


...

Y al fin... Después de tanto imprevisto, percances varios, y de correr más que una rata de alcantarilla... Conseguimos salir a las ¡11:30! ¡Bieeeen! 

Resumen de la jornada: 

1. Estela "sólo" esperó media hora metida en su coche. 
2. Los que ponían "el lugar de reunión", Helen-Jose y retoño, salieron de casa escopeteados para abrir, airear y esperar a toda la pandi que iba a llegar a las 10:45h... pero de Canarias, porque a esa hora, no llegó ni Cristo. 
3. Los de Castellón, Seli-Iván y retoños, que son los que venían de más lejos, llegaron los primeros (Ley de Murphy).
4. Los que tenían que llegar los primeros, Carol-Gerardo y retoños, porque se volvían para Madrid (estaban ya en Valencia), llegaron los últimos. 
5. La pareja feliz, María y Fernando, que querían aprovechar y descansar un poquito (es que os recuerdo que era domingoooo), llegaron antes que nosotros. 
6. Estela, la pobre, llegó, puso la mesa y se fue (vini, vidi, vinci).

Fue un día loco y acelerado. Todas salimos de nuestras respectivas casas cabreadas con el mundo, enfadadas con nuestros chicos, resoplando como toros bravos y (perdonadme la expresión, pero si no lo digo así, no sería real) "cagándonos" en el domingo y las 10:45h...

Pero valió muuuucho la pena. Porque el día acabó como tenía que haber empezado: de risas, muchas risas. Como si los 16 años que han pasado desde que nos juntamos por primera vez en aquellas dos primeras filas de banco (¿empollonas? ¡naaaaaaaa!) no hubieran pasado. 
Bueno, un poco sí, porque si hace 16 años aparecemos en la uni con tanto retoño, tanta histeria colectiva y tanto lío... ¡¡nos hubieran tirado fijo!! 

¡OS QUIERO CHICAS! 

Por muchas más quedadas familiares... pero un pelín más tarde, ¿vale? :P

CON M DE MAMÁ

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