8 de mayo de 2016

Cómo transformar un día gris lluvia en gris perla. ¿O era al revés?

Hoy ha amanecido gris.
Pero ha sido un gris perla, de los glamurosos para ir de boda. De ése que combina tan bien con colores vivos y primaverales que disimulan el gris. Ha amanecido de un gris "fácilmente disimulable".
Los niños han hecho su aparición, de manera definitiva después de algunos preavisos, sobre las 7:45 pero se han vuelto a su habitación y han caído redondos hasta las 11:00.
Mi marido y yo hemos aprovechado para remolonear largo y tendido. Nos hemos dado una ducha de ésas de hotel, con crema corporal después y todo, y ataviados con nuestros albornoces a juego hemos bajado a desayunar. Sólo se escuchaba el "gris" de la lluvia caer. Nos hemos pegado un desayuno histórico, con fruta cortadita, yogur griego en bol con kilos de azúcar, fiambre de todo tipo, bollería francesa a tope de mantequilla, café y zumo recién hechos... Después hemos llamado a "tele-diarios", que es un nuevo servicio a domicilio de prensa y revistas que funciona mejor que la clase preferente de cualquier transporte. Hemos salido a la terraza a escuchar la lluvia caer y a leer la prensa EN SILENCIO.
A las 10:45 estábamos tan cansados de esta vida placentera y sin sobresaltos que... Me he tirado de la cama adrede para despertarme y dejar de soñar. FIN.

¿Decidme que no os habéis teletransportado por un ratito a vuestra vida prehijos, en algún hotel perdido durante algún viaje de novietes? ¡Pues yo sí!

Ahora os cuento mi (real) domingo gris lluvia sin colores que le combinen porque pasa de combinarse con nadie: hijo en modo hiperactivo que se ha levantado a lo Taz de Tazmania arrasando con todo (TODO) a su paso + hija en modo "me creo Jorge Blass, mira (cada dos segundos) cómo hago magia" + dos padres derringlados y con más falta de sueño que Santa Claus la noche de Navidad.
Peeeeero... A grandes problemas, enormes soluciones. No hay nada que dos pares de botas de agua y dos chubasqueros no puedan solucionar. Si tenéis hijos en modo domingo gris lluvia, invitadles a saltar en los charcos sin parar, hasta que acaben caladitos (y agotaditos) de pies a cabeza. Veréis como el gris cambia de tonalidad y adivináis la luz al final del túnel, y de pronto, vuestros hijos se sientan en el sofá sin más pretensión que la de descansar.

Método científicamente probado y demostrado. No se han usado animales en el experimento. Bueno, siempre y cuando no consideremos animales a mis dos tranquilas preciosuras. Que derecho a días grises tenemos todos. 😋

1 comentario:

  1. Jajaja..que bueno...gracias por hacerme reír en un día tan gris.

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