15 de agosto de 2015

Este mundo loco con su loca realidad

No entiendo la necesidad humana de sentirnos superiores, si precisamente cuando intentamos que así ocurra conseguimos todo lo contrario: sacamos a pasear nuestro lado más rastrero y nos convertimos en el betún de cualquier zapato viejo.
Necesitamos festejar maltratando animales, justificando este comportamiento como algo "de toda la vida" y emborrachando nuestros sentidos para que, mientras nos comportamos como verdaderos animales, sus miradas más humanas que las nuestras no molesten a nuestra conciencia dormida.
Necesitamos esa lucha constante de poder en la que las mujeres seguimos teniendo que pedir que se nos deje ser, sin más. No queremos ser superiores, ni mejores, ni más válidas, ni estar más reconocidas. Sólo queremos vivir la vida felices con el sexo que nos ha tocado, sin tener que medir nuestro discurso porque se nos tache de viperinas, sin tener que medir el largo de nuestro vestido porque se nos tache de frescas, sin tener que medir con calendario los días que ya no podremos dedicarnos a nuestra maternidad porque si dudamos y nos planteamos alargarla (como el bajo de nuestra falda) no somos ni tan profesionales, ni tan válidas ni tan mujeres.
Esto es un asco. Así. Sin más.
Os juro que mi cabeza intenta procesar tanta barbarie y no puede. Me asquea esa necesidad bruta de superioridad, mediante la violencia en todos y cada uno de sus estilos. Me revuelve el estómago y hace que la bilis llegue a mi garganta. Sólo sé que quien atenta deliberada y violentamente contra la libertad de sus iguales (porque sí, porque lo somos, porque sólo nos diferencia el sexo, ya que a efectos prácticos somos el mismo tipo de máquina) lo hace porque tiene una mente muy enferma. Más allá de machismos y feminismos y pepinillos en vinagre; quien maltrata y mata está muy mal de la azotea.
Sinceramente, me preocupa el mundo de mierda que estamos construyendo. Me preocupa porque por muchos valores que queramos que nuestros hijos inhalen y hagan suyos, toda esa violencia está ahí, y no parece que lleve idea de largarse para siempre. Ni parece que quien tiene en su mano el poder de pararla haciendo justicia, pero de la justa, de la de verdad verdadera, vaya a hacerlo alguna vez y para siempre. Y a mí todo esto me da miedo. Me espanta la barbarie humana. Y cada vez me creo menos eso de que somos animales racionales. Los cojones.

#niunamenos #hastaelcoñoya

CON M DE MAMÁ y A de ASCO

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