23 de abril de 2013

Yo voy a ser... ¡REY LEÓN!


LLevo unos cuantos días cantando una de las canciones que forman parte de la banda sonora de esta peli, la del Rey León, digo. 
Llámalo "varias proyecciones de la peliculita en pocos días, cortesía de Pichu", llámalo "mi pelo está tan hidratado y suave (no te lo creas) que el cepillo se sujeta solo gracias a los enredos y nudos, al más puro estilo rasta/león de la sabana"... o llámalo X.
El caso es que lo que es innegable es que mi pelo necesita ser hidratado a base de mascarillas con relativa urgencia. Y también es innegable que la letra de la cancioncita de marras me va "que ni al pelo" y me tiene viciada. Es una especie de grito de guerra:



             "Nadie que me diga lo que debo hacer,
              nadie que me diga cómo debo ser.
              Libre para hacer mi ley,
              libre para ser el reeeeeeeeeeeeeeeey."

(Canción original AQUÍ , por si os animáis a cantarla. Venga, liberaos que vale la pena.)

Así que por motivos varios y más que evidentes: YO VOY A SEEEEEEEEEER, REY LEOOOOOOOOOÓN. Porque sí, porque me mola, porque mi pelo mola, porque la peli mola (pero sólo una vez) y porque yo lo valgo.

He aquí los motivos que me proclaman como la REY LEÓN por excelencia:

Motivo 1: Mi verdadero nombre. Que no quiere decir que Noni no lo sea, que lo es. Pero Noni, como ya me dijo en su día una profesora de la universidad (a la que digamos que mucho caso tampoco le hice, teniendo en cuenta que llevaba mechones largos y rosas sobre una cabellera con fondo "naranja león"): "Noni? Noni? Noni is nothing!". Y a la que no contesté por educación y por si lo del pelo era contagioso (que de poco ha servido, vaya). Noni es un montón de cosas, para empezar es el diminutivo de Leonor y para seguir, una planta tropical que parece que tiene un porrón de propiedades, fíjate tú por donde. Pues el primer "león" lo tengo en mi nombre, que bastantes coñas marineras me ha valido, por cierto, porque es un nombre que cuando eres niña, o al menos en la época en la que yo lo fui, no sonaba muy infantil. ¡GRRRRRRRR! Que tenía demasiada fuerza, vamos, y que era poco común y nada repetido. Ahora no, claro, que desde que tenemos a la hija del príncipe, es un nombre tan , pero tan de moda y normal, que maúlla más que ruge. Y eso tampoco mola, la verdad. El caso es que Leonor es nombre de reina. De reina leona. Ahí lo tenéis.

Motivo 2: Mi pelo. Que ya lo había dicho, pero por si acaso. Esa melena que antaño lucía brillante, lustrosa y muy "pantene". Melena que no descuidaba ni por saber morir. Melena en la que gastaba todo lo que se me ponía a tiro para que fuera la envidia del reino (animal, of course, que yo he sido muy felina). Melena que ha acabado convertida en un mocho que ríete tú de la fregona que tienes en la cocina. Triste, pero cierto. Que ni proteínas de seda marina ni máscaras milagrosas. Esto ya no hay quien lo resucite. Bonito resultado, por cierto, de dos embarazos con sus correspondientes partos; lo que implica perder el pelo como si fueras un gato: a bolas. 
Bueno, yo por si acaso, y porque soy de las que cree que "la esperanza es bla, bla, bla", ya me he comprado (en el "superet") un megachampú de oro líquido que promete ser la panacea de los champús. Y a buen precio. Que se ve que el quilate ha bajado, y con él los champús de oro.

Motivo 3: Porque hago lo que me sale de... la melena. Porque yo lo valgo. Ah, no. Perdón. Esto último no, que es de anuncio de pelo bonito y el mío es un mocho con salfumán. A lo que iba. Pues que desde que soy madre, hago lo que me sale del pirri, hidratado o no, y paso doscientos mil de lo que me digan. Me ha costado, pero a fuerza de cantarme a mí misma la cancioncita a toda hora (gracias, Pichu, gran idea ver El Rey León una y otra, y otra vez)... Me lo he acabado creyendo: ¡Que aquí mando yo! Al menos hasta que no cambiemos de película.

Motivo 4: Soy madre. Y al hilo, en cierta manera, del anterior motivo, diré que soy más leona que madre. Si es que eso es posible, dado que las leonas son más madres que leonas. Vamos, que soy una madreleonalenonamadre que si hace falta hace el pino mientras bate la papilla de frutas, se saca una teta y se tapa la otra (o no), prepara un bocadillín, recoge pinturas y mil cosas más, sin inmutarse ni mover un pelo de su (antaño) lustrosa melena. Madre que pelea contra los elementos para alargar el día junto a sus crías a 25 horas, y a la que le sale el tiro por la culata y sólo consigue alargar el día... porque la noche es corta e interrumpida.

¿Os parecen suficientes motivos o aún queréis arrebatarme el trono?

Pues si no os parecen bastantes, ya sigo en otro rato, que si me pongo llego a los 100 y no puede ser. Que mi melena de mechas californianas (por falta de peluquería, pero ¡qué bien me quedan y qué profesionales parecen!) necesita su sueño reparador para lucir estupenda mañana, sobre todo teniendo en cuenta que, nada más salga de casa, medio peinada, me dará en toda la cara el primer bofetón de viento del día, y más que una leona pareceré una mopa de las que se usan para limpiar las canchas de basket (BA-LON-CES-TO, Pepu Hernández dixit).

CON M DE MAMÁ, L DE LEÓN, R DE REY Y S DE SUEÑO REPARADOR .

Besazos.

3 comentarios:

  1. Por mi encantado que llegues a los 100 aun que sea por capítulos jeje, que me los fundo todos.

    Que buenos son tus relatos,

    Y el oro si ha bajado un monton, y como supongo que el champu será oro casi puro (jaja) tendría que bajar en igual proporción (jeje)

    Sigue así, no cambies y se tu misma que eso es lo que importa,

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    Respuestas
    1. ¡Jajaja! Te aseguro que el champú era baratito, baratito ;-)
      Gracias por tus palabras!!!
      Así da gusto escribir!!!
      Un abrazo grande, de león vamos :-P

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  2. Mi querida Britney.....

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    Y web de Brasil y belleza. http://www.brasilybelleza.com/ Y no digo más......

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