6 de febrero de 2013

TERAPIA PARA MAMIS: Hacer repostería... ¡¡Y zampar hasta reventar!!


Cuando te pasas 6 días encerrada en casa porque tu pitufa de 3 años no va cara al aire entre garganta, tos, mocos, fiebre y cosas varias... Te das cuenta, aunque ya tenías ligeras sospechas, de que los brazos de una mami no son dos... ¡Son 22! Porque, cómo si no explicas que sea posible dormir a Pollito en un brazo mientras que con el otro (u otros... porque a veces es tal la velocidad de movimiento, que crees tener "gadgeto-extensiones") preparas el almuerzo de Pichu (que quiere bocadillitos mini con forma de estrellita), buscas los "cookie cutters" para hacerles la forma, le tocas la frente para comprobar que sigue con fiebre, le das mil besos y la estrujas, le das el antitérmico, le ayudas con el almuerzo, quitas mocos, pones chupete, meces tu cuerpo y brazos mientras cantas casi a la vez que cuentas un cuento... Vamos, ¡que ni un pulpo!
Si a esto le sumas que tú también tienes que atender unas necesidades básicas como son tu higiene y tu alimentación, descubres, además, cosas como que a Pollito le "flipa" ver cómo te lavas los dientes. Sí, oye, se ve que el retaco encuentra tan cómico mi careto mientras lo hago que ni su hermana cantándole y bailándole las cancioncitas de BABY TV consigue hipnotizarlo de esa manera, que ya es raro, porque Pollito está totalmente enamorado de Pichu, y cualquier pavada que le haga es motivo de carcajada. 
Pero, mira tú por donde, con mi cepillo y mis dientes el señorito ha descubierto todo un mundo. Así que ¡¡ya soy toda una experta en cepillarme los dientes y ponerme rimmel a la vez!! Oiga, que no es tan raro. Llega a ser hasta gratificante porque ganas tiempo, tu hijo se parte y tu hija te mira con la expresión propia de una niña feliz viendo a un funambulista en el circo. Valeeee, viendo a un payaso. ¿Qué más da? Eso sí, he de confesaros que el primer día que hice esto... me puse más rimmel en el pelo que en las pestañas... Así que no me tocó más remedio que sujetar bien mi famosa "greña" con un par de ganchos, porque el apelmazamiento era tal ¡que ni el alquitrán playero!
Otro gran descubrimiento ha sido comprobar que soy capaz de transformarme en el animal que me dé la real gana. ¿Que no? A ver, en "mutación a vaca (lechera)" ya tengo un máster. Además de que es tan fácil como "sacarse la teta". En "mutación a canguro" también voy sacando notaza, porque nada más fácil que colgarme la mochilita, meter a Pollito dentro y ponerme a botar: ¡boing, boing, boing! Vale, botar no boto, pero sí lo llevo a toda hora colgado en "mi bolsa marsupial", así que ¡no se puede ser más canguro! La "mutación a yegua/mula de carga" también la superé hace tiempo, y con matrícula. Que igual sirvo para pasear niños en mi lomo, que para llevar a cuestas medio "carrefú" y medio "mercawoman".
Pero lo mejor no es ser capaz de recrear cualquier animal... ¡lo mejor es inventarlos! Y estos 6 días han contribuído a que mi imaginación lo diera todo (era eso o berre-gritar a lo Pollito; y no era plan, que se supone que soy la adulta de los tres...), y he inventado uno nuevo: ¡¡LA CANGUMULA!! 
¡Ay sí! Os podéis imaginar el numerito, ¿no? Pollito en la mochila delante, Pichu pochísima y con fiebre en mi "lomo"... Y yo de paseos varios por casa y parándome en el espejo de la entrada para que Pichu mirase la imagen y, por fin y a pesar de la fiebre, sonriera un poquito al ver a su madre convertida en una animal injerto o en el relleno de un sandwich.

Así que, durante 6 (a ratos largos) días, mi capacidad de inventar se ha multiplicado por infinito, mi paciencia ha hecho lo propio (aunque la pobre a veces amenazaba con marcharse para no volver, porque la he tenido trabajando desde altas horas de la madrugada hasta altas horas de la noche... vamos, ¡que ni los panaderos del "horno de los borrachos"), y mi corazón ha hecho un curso acelerado de mimos compartidos y repartidos a partes iguales. Y todo ello HA VALIDO "MIL" LA PENA.
Total, que el domingo o DÍA 4, mi cabeza pegó un estallido rollo olla exprés "¡¡piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!", y una voz en "off" retumbó dentro de ella mientras decía: "nena, o te tiras al dulce o me voy a Jamaica a escuchar reggae y fumar cigarritos de la risa". Y eso hice. Lo de tirarme al dulce, digo (auque lo de Jamaica, no lo descarto). Porque soy una facilona y porque si mi cabeza se pira y me abandona, con el corazón solo puedo ser un peligro, que aún hay mucha hormona suelta en mi organismo buscando ubicación y se puede liar parda. 
Así que, dicho y hecho, llamé a Pichu, que suele ser mi pinche repostera habitual, y allí que nos fuimos las dos directas a la cocina, a ponernos de harina hasta las cejas, y a "chuperretear" la cuchara y los restos de la masa de la maravilla repostera que os presento a continuación, y que no podía tener ni más calorías ni más de nada "toda ella en sí misma": MUFFINS DE BROWNIE CON FRUTOS ROJOS Y CACAHUETES, RECUBIERTOS DE CHOCOLATE BLANCO. ¡Ooooooooooooooooole! 
La idea de las "brownie muffins" la cogí de un blog que me rechifla: LOVE IS IN CUPCAKES. Las hicimos hace un par de semanas, modificando un pelín la receta, y fue lo mejor de esa semana ;) Así que, de alguna manera, quería repetir. Y la idea de poner frutos rojos en el brownie la cogí de otro blog del que soy fan declarada: CARROT CAKE, que tiene un montón de recetas requetebuenas de diferentes tipos de brownie, que a mí es un dulce que me pierde. 
A partir de ahí, lo que le siguió al momento "mami, tu delantal, ¡que se te olvida!" (¡yo es que me la como a la pitufa!), fue un festival de harina por todas partes, chocolate hasta en las cejas e imaginación a puñados, porque nos pegamos una inventada de receta de "agárrate y no te menees". Es que teníamos un montón de ingredientes "mágicos" que queríamos usar... Y eso fue lo que hicimos. 
Aquí os pongo el resultado...


Por el momento, son los "brownie muffins" más deliciosos que he comido (y he seguido comiendo hasta hoy, porque por "desgracia", aún quedaba uno...).
Os pongo la receta y el "modus operandi" por si también vosotr@s queréis morir por sobredosis de chocolate en todas sus formas posibles. ;)

MUFFINS DE BROWNIE CON FRUTOS ROJOS Y CACAHUETE CORONADAS DE CHOCO BLANCO (Da para 12 muffins):

INGREDIENTES:
-100 gr de chocolate Ritter Sport de fresa-yogur (o sea, una tableta)
-50 gr de chocolate fondant para postres (el de tableta para fundir)
-125 gr mantequilla
-200 gr azúcar moreno de caña integral
-2 huevos (yo he usado L)
-75 gr de harina
-25 gr de cacao en polvo sin azúcar
-110 gr de frutos rojos (1 bote de los de Hacendado)
-Un puñado grande de cacahuetes recubiertos de chocolate
-75 gr de chocolate blanco

PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180* y ponemos las cápsulas de papel en el molde de 12 muffins.
Ponemos en un cazo el chocolate fresa-yogur, el chocolate fondant, la mantequilla y el azúcar, y lo derretimos todo a fuego lento sin dejar de remover para evitar que se pegue o queme.
A continuación, añadimos los huevos uno a uno y batimos con varillas manuales hasta que estén integrados.
En seguida, ya que la mezcla está caliente y va espesando, añadimos la harina y el cacao tamizándolos sobre la mezcla de chocolates. Para esto, dejaremos las varillas y removeremos rápido con una cuchara de madera hasta que se integre todo.
Ahora, añadimos los frutos rojos. Volvemos a remover para integrar. Añadimos los cacahuetes y repetimos la operación.
Repartimos la masa en las cápsulas llenándolas casi hasta arriba. Antes de meter en el horno, cortamos pedacitos pequeños de chocolate blanco y colocamos 4-5 encima de la masa de cada muffin.
Horneamos durante 25 minutos (pero empezamos a controlar su "aspecto" a partir de los 20 min).
Sacamos del horno. Las muffins deben tener la capa de arriba durita, pero el interior debe estar tierno y jugoso, es decir, que al pinchar con el palillo éste debe salir manchado.
Dejamos enfriar totalmente dentro del molde.
Y una vez fríos, o templados (según gustos), ¡a zampar! ¡No podréis parar! ¡Es una mezcla de sabores alucinante! Y la textura... No comment!! Pelín crujiente al morder pero requetetierna y jugosa al masticar. Too much!!
Si las preferís calentitas, no las dejéis enfriar entonces más de 5 minutos. En este caso, podéis acompañarlas con helado de vainilla o de chocolate blanco. 
Y si las queréis frías o templadas,  están riquísimas solas o con un vasito de leche, o con chocolate blanco fundido por encima, o con azúcar glas, o con cream cheese, o con mermelada... ¡Dios! ¡Soy una "fartona"! ¡Estoy salivando! Y eso que acabo de tomarme una de postre (re-postre, mejor dicho)...


CON M DE MAMÁ.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estaré encantada de que opines, te expreses, me cuentes cosas y, en definitiva, de que nos comuniquemos ;) ¿Te animas a hacerlo?