30 de enero de 2017

Vive... Y deja vivir

Llevo casi 40 años viviendo. Y de esos casi cuarenta, ya son unos cuantos en los que ando viviendo y dejando vivir; diría que desde que tuve uso de razón. Y soy feliz así.
Soy feliz hasta que veo la incapacidad humana para vivir sin joder al de al lado, o al de delante. Y entonces sufro.
Sufro porque me cuesta entender que nadie sea capaz de querer hacer daño a propósito, y es por eso que aparto de mi lado y saco de mi vida a aquellas personas que, en nombre de lo que sea, tienen la capacidad de "doler". Porque sí, las personas duelen.
Soy amiga de los gestos de cariño, de las risas escandalosas y plenas, de las palabras positivas, de los tacos que enmarcan una situación desmesurada y cómica; amiga de los guiños cómplices, de las gamberradas, las locuras en grupo, las tonterías a destiempo y el nulo sentido del ridículo. Soy amiga, sobre todo, de las actitudes sanas que van de la mano del respeto al otro. De las disculpas sinceras cuando "dolemos" sin querer a quien menos esperamos. Soy amiga de la naturalidad y la sinceridad, y del error que me ayuda a seguir queriendo mejorar.
Por eso hace tiempo que desterré de mi vida el odio y me quise quedar con la calma de lo hecho con buenas intenciones.
Por eso practico el "vive y deja vivir". Y me va bien. Porque me permite vivir en paz conmigo misma.
Soy capaz de alegrarme por un logro ajeno, por la felicidad del otro, por la consecución de una meta que supera con creces la mía, por la belleza del de en frente. Y lo soy porque vivo tranquila, conciencia en orden, porque no me comparo y sólo intento ser mejor cada mañana. Y me decepciono cuando no lo consigo.
Hoy, día de la Paz, a los adultos se nos llena la boca de discursos que son pura demagogia, que hablan de respeto, de diálogo, de diversidad. Ya.
¿Pues sabéis qué? Me da mucha pena que esos niños a los que intentamos venderles la moto, ésos a los que deberíamos imitar más y aleccionar menos, se convertirán un día en adultos de discurso fácil y falso y tampoco predicarán con el ejemplo. Y tal vez ocurra porque lo que intentamos venderles ahora suena a imitación barata. Y, otra cosa no, pero los niños intuitivos y perceptivos son un rato.
Si queremos lograr grandes cambios tendremos que empezar por el reflejo que vemos en el espejo cada mañana, y dejarnos de discursos, mensajes contradictorios, egos, soberbias y demás colegas de la falsa paz del día a día.
Así pues, yo también pido por un futuro 30 de enero donde "PAZ" cobre todo su sentido y se haga realidad.

3 comentarios:

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