19 de febrero de 2014

Hablan, luego cabalgamos

Durante años te escuché decir esta frase sin entenderla en absoluto.
Con el tiempo y la edad, la comprendí perfectamente y la seguiste usando en muchas de nuestras conversaciones sobre las personas, el trabajo y las relaciones en general.
Hoy la he vivido en mis propias carnes y no estás tú para darle el sentido positivo; que lo tiene. Porque si ladran es porque cabalgo, y eso, lo haga bien o lo haga mal, es indicativo de que lo hago, y lo hago porque estoy viva.
Ayer no puse la fecha en la pizarra. Hoy tampoco. Motivos suficientes para "no saber ni en que día vivo". Sin embargo, a pesar de no saber que hoy era 19, me he levantado con una congoja que hablaba por sí sola. Y para rematar, hoy ha sido uno de esos días. Sí, ya sabes. De esos en los que habría esperado a que el Papi de las criaturas llegase para salir por piernas a tu casa y contarte. Te habría contado que mi día ha sido duro, intenso, estresante y triste. Te diría que he salido del colegio asfixiada, con la firme necesidad de escapar lejos, sintiéndome pequeñita, sola, mal y con pocas lágrimas que guardar porque muchas han caído antes de llegar al coche.
¿ Te acuerdas de las veces que hablamos del trabajo y del deber de cada uno, de cómo hemos de cumplir, de que jamás nadie pueda señalarte con el dedo? ¿Recuerdas las veces que me dijiste "siempre has de tener la sensación de haberte dejado la piel en lo que hagas, has de poder ir con la cabeza bien alta"? Pues bien, papi. Hay personas que no lo ponen fácil.
Hoy me he dado cuenta de que a veces las sonrisas esconden más veneno que las malas caras. Estoy cansada de quienes te hablan mal por norma cada vez que tienen un mal día, o quienes de pronto se convierten en desconocidos para ti por el simple hecho de que, por circunstancias (obvias a mi modo de ver, pero ése es sólo mi punto de vista) no compartes tanto tiempo con ellos. Esto no debería ser obstáculo para la comunicación, ya que tengo grandes amig@s que aun en la distancia mantienen viva la llama de la confianza.
Siempre que hablábamos de trabajo hablábamos de inevitables decepciones, ¿recuerdas? No todos navegamos a la misma velocidad ni en la misma dirección. Yo desde ayer tengo un trozo de corazón seco, y sé que por mucho que intente regarlo, jamás recuperará su tono natural. No se trata de rencor, es simplemente que la decepción tiñe de negro lo que toca, y más cuando aquello que la ha causado no es "para tanto".
Siempre me has dicho que hay que ser honrados, ir con la verdad por delante, pero no machacando con verdades absolutas. Pues empiezo a discrepar un poco. No digo que no vaya a hacerlo, que a una edad una ya no está para cambiar, por muy chula que se ponga en un determinado momento. Pero la gente no es así de "pura", de sencilla o buena. Las personas nos complicamos la existencia con cuchicheos, opiniones y juicios, y olvidamos que cuando hablamos de alguien o lo enjuiciamos no estamos teniendo en cuenta sus sentimientos, ni siquiera qué dirá cuando, un buen día, sepa que es motivo de conversación.
¿No es más fácil, como adultos que somos, HABLAR? Pero si todo acaba sabiéndose, hombre. Nos evitaríamos muchas situaciones desagradables si fuéramos más de cara.
Me apena enormemente saber que, a pesar de todo, TODO sigue igual. Bueno, todo no. Yo al menos aprendo con estos tropezones que ni es oro todo lo que reluce, ni todas las sonrisas son francas, ni todos los amigos son de verdad. Aprendo que de lo bueno que haces no habla nadie, jamás, pero que en cuanto encuentran un agujero a medio cubrir, sea responsabilidad tuya o no, y sin interesarse en averiguar si es por error u omisión, te dan la espalda, ponen muro, te tratan de manera correcta pero no son capaces de HABLAR Y SALIR DE DUDAS.
Llegado a este punto, y perdón por la expresión, debo ser GILIPUERTAS.
Hablan, luego cabalgamos. Si es por eso, que sigan hablando, que yo ya he decidido comprarme el equipo de equitación entero. Y también tengo claro que los adultos, maduros como se supone que somos, no tenemos la capacidad de discernir.
Que hablen, pues, que seguiremos cabalgando.
Hay quien dice que cuando ocurren estas cosas es que la envidia ha llenado los corazones de quienes hablan. No sé si es la envidia, el aburrimiento o la falta de faena. Sea lo que sea, que no se os siente cerca porque pudre lo que toca poco a poco.
Yo hoy me planteo muchas cosas por algo que para algunos es una anécdota, una tontería o un malentendido. Para mí ha sido un punto de inflexión, un abrir los ojos; y, por supuesto, ha sido importante desde el momento en que me ha arrancado unas lágrimas que no le correspondían y que pertenecían a tu duelo. Me planteo la sinceridad, si existe de manera absoluta o eso es tan sólo una quimera, y por tanto es sinceridad a medias tintas. Me planteo el significado de maldad, aburrimiento, desidia (cuánto has usado tú esa palabra, ya ves, y aquí estoy yo ahora), verdad, confianza, amistad, franqueza y sonrisa.
Con estas cosas uno piensa "bien, definitivamente, no puedes fiarte ni de tu sombra", cosa que en realidad es una lástima, ya que, si nos aplicáramos esa máxima con cada decepción, no nos daríamos nunca la oportunidad de conocer a grandes personas, que las hay.
HABLAN, LUEGO CABALGAMOS.

5 comentarios:

  1. estoy de acuerdo contigo. Hablan, luego cabalgamos, y no debemos dejar de hacerlo.
    Siento mucho que te hayn hecho sacar esas lagrimas que no se merecen, pero si te ha servido para abrir los ojos, bien llorado está. De todo se aprende en esta vida y, aunque nos cueste creer, que hay algunos adultos que más bien parecen niños, por sus comportamientos, mejor es reconocerlos a tiempo y alejarse de esas malas vibraciones.

    Te mando un besazo gigante!!!!!!!

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  2. Yo me siento muy imbécil cuando veo (por vigésimoquinta vez) que la gente es así. Y hago firmes propósitos de cambiar y seguir el "piensa mal y acertarás". Pero al final, se trata de que cada uno sea fiel a sí mismo. hablan, luego cabalgamos. O arrieritos somos......

    Mañana nos desquitamos!!!
    besos

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  3. Yo lo paso mal pero pienso que el tiempo los pondrá en su lugar, un besazo y sigue siendo así.

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  4. Yo he decidido pensar como Anya.
    El último mal rato a causa de la maldad y falta de empatía lo pasé en un avión. No quiero revivir el episodio pero recuerdo que el mal trago me acompañó un par de días. Hablando con amigas una de ellas me dijo. No le des más vueltas. El karma existe y se encarga de poner en su sitio a los miserables. Tú ni te preocupes, déjalo en manos del karma. Oye, fue mano de santo.
    Así que lo mismo te digo, las lágrimas, para lo que de verdad importa. Supongo que escribir te sirve para desfogarte y bien hecho está pero no les dediques ni un minuto más de tu pensamiento y sigue cabalgando por tu camino. Un besito.

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