3 de abril de 2013

EL ANTIPLAN

O lo que vino a ser la súper quedada repostera "vamos a hincharnos a hacer cosas tan ideales y riquísimas que tendremos que montarnos un puesto"...

Vamos a ver, querido Murphy, contéstame a una sencilla preguntita: ¿yo me meto contigo y me empeño en que la tostada que te haces de buena mañana te caiga por el lado de la mantequilla y tal? No, ¿verdad? Pues... ¡Déjame en paz, majo!
Y es que sí, habéis acertado, Murphy también se vino el lunes de Pascua al chalet de Helen. Lunes de Pascua por llamarlo de manera tradicional, porque no será por las monas que nos comimos...
La cosa en realidad empezó bien. Es decir, llegamos al lugar de destino con sólo 7-10 minutos de retraso. ¡Bieeeeen! Y sin dejarnos a ningún churumbel en casa. 
A partir de aquí, nada más salió según habíamos planeado. Bueno sí, el risotto de pera y parmesano que se marcó mi querida amiga, y que cumplió todas las expectativas: ¡estaba de vicio! Y no fue precisamente por la receta base que su señor marido quería que siguiéramos... Sí, sí, lo que leéis, que la manera de colaborar del señorito fue pretender marear a Helen para que el vino que lleva el risotto se lo echáramos a la receta de las monas. ¡Ale! ¡Dí que sí! Así, seguro que hacían honor a una de las acepciones de este sustantivo y que nada tiene que ver con la que hace referencia al simio (aunque visto el éxito, igual hubiera sido lo mejor. Pero no adelanto nada. Vayamos por partes...).
Bueno, el plan exacto de nuestra quedada era el siguiente:
-Comer juntos y ponernos al día.
-Hacer monas y bizcobolas (esta vez, siguiendo las instrucciones al pie de la letra).
-Ir al monte a comernos la mona ("¡Traed zapas de deporte y nos comeremos la mona en la montaña!", Helen dixit).

Cosas que cumplimos: NINGUNA.
Pero oye, ¿qué sería de la vida sin un pelín de emoción?
Lo de comer juntos mientras nos poníamos al día... no fue exactamente como soñábamos, aunque por etapas conseguimos tanto comer como ponernos al día, pero ya sabéis: teta, siesta de la mayor, papilla, controlar las bizcobolas que iban horneándose mientras, siesta de los peques, ya se ha despertado la mayor... Lo que viene siendo una comida con enanit@s.
La parte repostera... tampoco nos quedó muy fina. A ver, que no estaría de más empezar explicando que el horno que utilizamos no es un horno de los modernísimos con regulación de temperatura, es más bien un horno tradicional, con muchísimo más encanto (¡dónde va a parar!), pero que no se deja controlar tan fácil... Vamos, no a menos que te claves tú dentro, con tu creación, y vayas haciendo gestos al de fuera para indicarle si ha de bajar o subir la llama. 
Empezaré por las bizcobolas... 
El caso es que, entre que usamos el molde megaestupendo que os puse en la entrada anterior, que no sabíamos la temperatura a la que estaba expuesto (porque además, según rezaba la etiqueta, no debía superar los 220ºC, que yo ya veía silicona rosa con vida propia cubriendo el interior del horno)... El resultado iba a ser un misterio. 
Y lo mejor del momento bizcobolas en realidad ocurrió casi ante de meterlas en el horno, ya que ante tanta modernidad de molde, mis neuronas se hacían cruces deduciendo cómo narices iba aquello. Que si lo piensas en la tranquilidad de tu cocina, sin niños, y con un martini con olivitas en la mano... mmm, probablemente la inspiración te llega "ipso facto", pero mira, a mí me salió la vena "burrita de cero y medio porque al menos has puesto el nombre en el examen", y reconozco que no lo vi claro hasta que Helen, con cara de susto, me sacó de mi laberinto mental. Es que yo, entre que no entendía cómo íbamos a hacer que las dos partes del molde quedaran llenas de masa si sólo rellenábamos una (claro, porque la masa ¡no sube! ¿verdad, zopenca?); que no veía el momento "clavas el palito y a la nevera" porque no vislumbraba el proceso posterior de sacar las bizcobolas del molde con el palito atravesándolo (es que no era muy consciente yo, que compré el moldecito, de que el molde tiene dos partes, que se separan y te dan acceso perfecto a la bolita: coges la bolita, la levantas y "voilà", ¡todo queda en un susto!)... En fin, fue un momento de evasión neuronal, nada preocupante.
El caso es que el molde cumplió su cometido y "parió" unas bizcobolas que ni en las mejores reposterías, perfectas. Eso sí, gracias a la colaboración de la temperatura "a tope de power" del horno, un pelín compactas. Bueno, de hecho su nivel de "compactitud" (y ¡olé!) era tal que si, por error (eso siempre), lanzábamos una al ojo de alguna persona a la que tengamos en alta estima... se lo sacaba, y ambos dos, bola y ojo, ojo y bola, entraban en órbita sin posibilidad de retorno. 
Y a partir de aquí, hicimos, para variar y nunca a propósito, lo que nos salió de los "cocoteros" con el proceso bizcobola. Yo leí una cosa y entendí otra, Helen entendió otra diferente, Pichu se dedicó a clavar palitos en el molde como y cuando le salió del pirri... 



Y así:
- las bizcobolas pasaron más tiempo del debido en la nevera sin su palito.
- Al bote de candy melts que estaba al baño maría le entró agua y acabó en la basura.
- La segunda tanda de candy melts se puso en huelga y acabó acompañando a la primera, excepto por los desertores que se fugaron a la pancha de Pichu.
- Acabamos fundiendo una tableta de chocolate de toda la vida como se ha hecho toda la vida. Llegado este punto, nos preguntamos pues cuál es exactamente el cometido en este mundo del chocolate fondant y los candy melts...¿confundirnos? ¿sacarnos el dinero? ¿hundir nuestra autoestima repostera? ¿que Pichu coja un empacho?

- Las bizcobolas acabaron, contra todo pronóstico e indicación, en el congelador. Eso sí, nos quedaron así de bonitas y de riquísimas:

... Perdón, quería decir: y de estupendas. Pero para decorar cualquier habitación infantil, claro. O, en todo caso, para regalar a alguien que penséis que necesita una visita urgente al dentista y al que hay que animar a que lo haga. Porque os aseguro que su aspecto esconde su verdadero fondo: ¡son armas de destrucción "dental y estomacal" masiva!
Vamos, que ya lo cantó la señora Potts en La Bella y la Bestia: "La belleza estaaaaaaaá, en el interiooooooor..."
Pero, oye, ¿a que si os digo que estaban de muerte os lo creéis? :P 
Es que de muerte, os puedo asegurar, ¡que estaban!

CON M DE MAMÁ 

Continuará...

"EL ANTIPLAN II", en menos que calienta el horno de Helen... Aquí un adelanto:

4 comentarios:

  1. Jejeje que historia mas interesante, que seria de la vida sin esa sal, si todo fuese perfecto no tendría emoción,

    espero la segunda entrega (o siguientes) que parece que puede dar para una novela jejej

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    1. Gracias J.Mascaró por ver el lado positivo de nuestra historia también ;-)
      Interesante es un buen adjetivo...
      La segunda entrega está lista y publicada... Léela concentrado y te aseguro que será como estar allí :-P
      ¡Ah! Es la última entrega, pero no la ùltima entrada...
      Gracias por leer!!

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  2. Una vez mas, genial descripción de los sucesos acontecidos. Y menos mal que no hicimos todo todo todito porque como ya comentábamos Noni y yo, lo de estar quietas no es lo nuestro y, ademas de hacer unas estupendas monas ( Antiplan parte 2, q ganas de leerlo) en condiciones, aqui la feliz de la vida tenia unas cuantas intenciones mas, ( pensando que el dia es eterno)... como por ejemplo:
    - hacer mermelada de pimiento rojo, y de verde, como
    para abastecer a la comunidad , valenciana no, perdona, europea. Que compre 4 kilos de cada de
    buena mañana...
    - hacer mas limonada casera, que tb esta de vicio. Y para ello cogí unos cuantos limones prestados del vecino de en frente...
    - hacer una coca de pasas y nueces que se sale, claro,
    entre limonada y mermelada, mientras vigilábamos las matabolas y dábamos formas a las monas.
    Evidentemente, olvide varias cosas:
    - el dia es ligeramente mas corto.
    - mi querida amiga y familia debían partir en algún momento de la tarde y , dato importante:
    - tenemos 3 churumbeles por el mundo - gran orgullo y satisfacción, claro, pero tb faena y dedicación... Comen, no se duermen, LOS duermes, hacen cositas.... Parece
    que después de 8 meses de maternidad aun no me
    ha quedado claro...
    En fin, que no voy a adelantar nada de la que, seguro
    , será otra entrada genial con la segunda parte de
    tan intenso dia, pero vamos, ya estoy pensando e
    n otra quedada para subsanar estos pequeños errores
    de organización-falta de tiempo y olvidos varios.
    Que ganitas cuquisis!! Lu!!!!

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    1. Helen... Sólo te diré una cosa:
      ¡¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR ESE REGALAZO DE HERENCIA QUE TENGO EN CASA!!!
      :-P ;-)

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