1 de marzo de 2013

PIFIAS "MADE IN MADRE MODERNA"

Venga, que hacía tiempo que no me confesaba con vosotr@s en cuanto a pifias varias... Y, a lo mejor hasta pensabais que me he reformado y que ya no soy tan "madre moderna"... Pues ¡no! Y creo que, además, estoy pasando por una fase especialmente "rebonica".
A ver... Si me remontara o remontase (siempre odié este tiempo verbal por pesado y repelente) a cuando sólo tenía a Pichu, podría decir que tengo innumerables meteduras de pata; que no es que lleven mi "copyright" (por suerte, el mundo está lleno de empanad@s), es simplemente que yo las hago con más frecuencia. Con tanta, de hecho, que a veces me planteo si los cables no me los conectarían cruzaditos en su momento.
Pero si cuento las que he hecho (y continúo haciendo) con Pollito... ¡Teeeeeelita! Pero de la buena...
Yo os prometo que, cuando iba al cole, "era de sobresaliente", y sin apenas estudiar. Entonces... ¡SOS! ¿Qué me ha pasado? ¿En que me he convertido? Muy sencillo: EN MADRE MODERNA Y ¡OLÉ!
Pues os diré una cosita: sólo por este motivo ya tengo el perdón garantizado, porque las madres modernas cumplimos a rajatabla el tópico ése de ser mamis, enfermeras, cocineras, peluqueras... Y un montón infinito de "eras" que ayudan, más bien poco, a que nuestra salud mental no deje de llamarse "salud" y vaya directa a registro civil a cambiarse el nombre.
A continuación, la lista de pifias que, si no eres mami moderna, no se te perdonarán tan fácilmente:
1. Abrir el brik de leche de soja (dos embarazos, dos veces sin proteína de vaca. Del resto de proteínas puedo, Helen, ¿recuerdas?
http://conmdemami.blogspot.com.es/2012/12/estamos-de-puente-o-lo-que-pasa-cuando.html?m=1), olvidar que lo has abierto, agitarlo con fuerza... ¡Y ducharte por segunda vez en quince minutos! ¡Di que sí! Pero esta vez con leche en vez de con jabón. Vamos, a lo Cleopatra, pero en vegetariano... Y con cero tiempo para darte otra ducha real y así evitar ir oliendo a legumbre oriental todo el santo día.
2. Hacer "lo propio" con un brik de caldo de esos que te sacan de un apuro en un día con prisas... Y te meten en otro cuando lo agitas con fuerza... ¡Habiéndolo abierto antes! Y así, ya tenemos caldo hasta en el carné de identidad. Y el resto del día vamos oliendo a pollo con verduras, y dejando un rastro que ríete tú del flautista de Hamelín y su flauta.
3. Y como no hay dos sin tres... ¿Qué tal agitar un brik de azúcar moreno recién abierto (¿qué pasa? Es para deshacer los grumitos...) y decorar el suelo de la cocina, los bancos, el fregadero y ¡la cabeza de tu hija recién duchada, que te mira con cara de no entender qué nuevo ritual repostero es ése?
4. Tirar a la basura el pijama de tu hijo... Y no descubrirlo hasta la siguiente vez que abres el cubo. Y entonces, viéndolo "tan ricamente rodeado", plantearte si no será mejor dejarlo en su nuevo hábitat "in eternum".
5. Dejarte el móvil en la nevera... Pues, mira tú por donde, que desde entonces me dura más la batería. Ya estamos con los escépticos. ¿Es que de pequeños no hicisteis nunca eso de meter las pilas del walkman en el "conge" para resucitarlas? Chsss. Pues os falta parte de infancia. :-P
6. Guardar los briks de leche y zumo ya abiertos en la despensa... ¡Dí que sí! Pasando del aviso de "una vez abierto consérvese en el frigorífico", que eso lo ponen para rellenar. Nada que ver con posibles bacterias, salmonela y demás.
7. Meterte en contradirección en una rampa mecánica y no darte cuenta hasta que no has dado 4 o 5 pasos, y entonces, intentar correr (pero con cara de digna, que es mucho peor) para salir de allí, mientras sientes que tus tacones no te responden en situaciones de alto riesgo.
8. Irte de cumple a un parque de bolas, de acompañante de tu hija y descubrir, a tu vuelta a casa... que te has pasado toooda la tarde con las "tetis" rollo "boys, boys, boys", vamos, a lo Sabrina. Es lo que pasa cuando apuras el tiempo para cuadrar las tomas con el resto de actividades de tu vida, y te enchufas a Pollito "a menos 5, porque así en hora y media me da tiempo a llegar a China, recorrerme la muralla, comerme un rollito, decir "aloz" cien veces, comprarme todos los "made in China" que vea para luego revenderlos... y volver para empezar de nuevo". Pues eso, que no te abrochas las aberturas delanteras. Una suerte que no me diera por empezar a disparar leche a diestro y siniestro...
9. Pelearte con tu abrigo y que media parte delantera izquierda vaya fuera del coche, saludando al mundo y tragando polución, mientras que el resto se alíe contigo y vaya dentro del coche... o sea, lo normal. Lo mejor: darte cuenta cuando, al llegar a tu destino, abres la puerta y descubres un obni (objeto beige no identificado) colgando de tu puerta.
Todas estas pifias han sido testadas anteriormente en mi persona. En este caso sería el equivalente a decir "testadas en animales", ya que mi estado actual es el de "vaca lechera cruzada con gacela y canario-canguro". Es lo que tiene estar en fase de amamantamiento y tener que teletransportarte, literalmente, a todas partes, haciendo que tus segundos se estiren como un chicle; además de pasarte el día entonando dulces (o no tanto) cánticos y llevar a tu retoñ@ en posición "bolsa marsupial" todo el tiempo. A todo esto debo añadirle que antes de vaca fui ballena, y antes de ballena cualquier otro animal mucho más... sensual, ¡espero!.
Increíble la capacidad de transformación de la mujer. Que yo, con tanto cambio, no sabría decir qué fue antes, si el huevo o la gallina ¿?
CON M DE MAMÁ

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