Ya sabemos que NO es NO.
Pero ante la duda, entre todos los matices en los que el SÍ no existe directamente, aclararemos que si no hay un SÍ explícito es un NO. O, al menos, como no hay ni un NO claro ni un SÍ, hay duda, y si hay duda no hay SÍ, eso seguro.
¿Aclarado pues? Sigo.
Hoy he decidido hablar del abuso sexual con mi hija mayor, que está a dos meses de cumplir los 9 años, pero que tiene una madurez propia de una niña más mayor, y que pregunta, que observa, que sabe, que intuye y que comprende como tal.
¿Que por qué? Porque por desgracia, siguen oyéndose en las noticias casos de abusos, violaciones y violencia de género en los que la mujer, siempre la mujer, es la víctima. Y yo necesito que mi hija, desde ya, tome conciencia de que su cuerpo es sólo suyo, de nadie más. Que absolutamente nadie puede ni debe decirle qué hacer con él, ni cómo, ni cuándo. Y que si eso ocurriera tiene que contarlo. Porque nunca será culpa suya. Nunca.
Esta mañana hemos hablado de cómo se relacionan físicamente las personas que se gustan o quieren de manera sana y responsable. Sabe que hay enfermedades de transmisión sexual, porque el curso pasado al estudiar la reproducción hablamos de ello, y que hay medios para protegerse de ellas. Sabe que dos personas no tienen relaciones necesariamente para ser padres o madres, sino que lo pueden hacer sólo para tener intimidad, y que es ahí cuando entra en juego el autoconocerse muy bien y saber qué sí y qué no porque, como le he dicho, conforme crezca irá experimentando sensaciones que le gustarán y sensaciones que no, y que tendrá que reconocer bien para dejar claro qué quiere y qué no.
Hemos hablado de que, como su cuerpo es suyo y de nadie más, el derecho a sentir también es suyo. Pero a sentir de una manera sana y libre. Y que por eso mismo nadie puede obligarla a nada, ni siquiera hacerla dudar por unos segundos de si lo que ella dice es lo que quiere hacer de verdad. Porque si la persona con la que está no respeta su negativa, o se aprovecha de su inseguridad, no la merece.
No es un tema fácil, obvio, porque debemos buscar bien las palabras adecuadas para que entiendan exactamente qué queremos decirles, pero es tan necesario y es tan evidente que hace falta que eliminemos tabúes a la hora de hablar con nuestros hijos de manera clara, abierta y sincera, que creo de corazón que vale la pena hacerlo. Y es urgente.
Si no somos nosotros quienes les damos las herramientas, la información y la confianza para que hablen de todo en casa sin tapujos, entonces buscarán otros lugares donde preguntar o informarse y habremos llegado tarde.
La realidad es la que es. Es dura. Nada agradable ni, mucho menos, fácil.
Por eso necesito que mi hija crezca siendo una mujer segura, valiente, libre, consciente e informada.
Que sepa que no decir SÍ es decir NO. Que sepa que NUNCA será su culpa mientras no haya dicho "sí, quiero hacer esto".
Y, sobre todo y lo más importante, que sepa que en casa nunca la juzgaremos y siempre seremos su apoyo.
Porque solo SÍ quiere decir SÍ.
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