Adoro la sencillez de las relaciones humanas, el hecho de que una simple mirada te conecte con tu semejante, con el de en frente.
Adoro la comunicación respetuosa, en la que la intensidad de una respiración marca quién habla primero, sin grandes aspavientos, sin cortes innecesarios.
Adoro la calma chicha de las carcajadas de dos colegas de vida, sin titubeos, sin dudas, sin fecha de caducidad.
Adoro respirar profundo, que me invada esa sensación de tibieza cuando el cielo y el sol van de la mano.
Adoro la obviedad de la naturalidad, la ausencia de artificios y de exageraciones.
Adoro el tú a tú, y el yo a yo, según con quién y en qué momento.
Adoro la eficacia de la bondad innata, la corrección de errores con espíritu de renovación y recomienzo.
Adoro lo simple, lo que fluye, lo que se produce porque sí sin forzar las cosas.
Adoro la paz, la humildad, la honradez, la bondad, la sinceridad, la alegría de vivir, la amistad sincera, la naturalidad, la tranquilidad, la energía, la libertad y el silencio.
Así que, desde hoy, voy a recordarme a diario que aquello que suponga o me produzca lo contrario a lo anterior... No tiene cabida en mi vida, en mi día a día o en mi corazón.
Adoro la vida simple o lo simple de la vida. Sin más.
Éste es el blog de una mujer, madre y maestra. Es un blog sobre el día a día de las cosas simples, y no tanto, de ser mujer, madre y maestra. Un blog en el que "cualquier parecido con la realidad, NO es pura coincidencia".
1 de marzo de 2015
La vida simple o lo simple de la vida.
Etiquetas:
alegría,
bondad,
calma,
energía,
naturalidad,
paz,
sinceridad,
tranquilidad,
vida
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Precioso,me tendría que aplicar el cuento seriamos más felices,un besazo
ResponderEliminarPues eso es... Así que disfrutemos de esa simpleza
ResponderEliminarMe encanta tu visión, nos preocupamos tanto de otras cosas, que las cosas sencillas, el día a día, pasa casi desapercibido.
ResponderEliminar