Ayer pensé en que hay días que te doy el beso matutino y ya no vuelvo a tenerte en mente el resto de la jornada. Que las prisas a veces me roban tu "buenos días".
Me apabulla la rapidez del día a día, el ritmo frenético que llevamos.
Me da miedo olvidar lo que te amo, descuidar lo que tenemos.
Apenas hablamos más que unas palabras porque el cansancio cierra mis ojos demasiado pronto.
Me asusta que se esfume nuestra confianza y nuestra relación perezca un poco cada día.
Ayer pensé que quizás tenían razón cuando decían que el primer año es el que más duele.
Me aterroriza pensar que las prisas y el no parar familiar y laboral puedan ahuyentar tu recuerdo.
Me angustia mirar tu foto y sólo reconocerte en ella.
Sin embargo, hoy me he levantado llorándote, necesitándote tanto como el primer día. Y a pesar del sofoco, he podido sonreír porque mis miedos eran infundados. Porque sé que siempre estarás, que siempre echaré de menos tu esencia y tu ser. Porque sé que seguiré necesitando conversar contigo, contarte mis cosas, preguntarte qué hacer...
Te echo mucho de menos. No tenías que haberte ido tan pronto.
Si algún día decides volver, viajaré hasta tu estrella si hace falta para ayudarte a hacerlo, sólo tienes que decirlo.
Te quiero papá.. Hasta la luna...
CON M DE MAMÁ y de MIEDO
me has dejado sin palabras
ResponderEliminarGracias 😳
EliminarBonito. Y muy sentido. Me hago eco de tus palabras.
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