Porque ya estaban tardando en tener una entrada para ellas solitas. Y mira que las pobres llevan tiempo intentándolo por méritos propios, y aquí la menda resistiéndose. Hasta que ayer, tras despedir a Pichu que se va por unos días a casa de sus tíos (sí, sólo unos días, aunque por lo que leáis a continuación os pueda parecer un lustro) mis hormonas han gritado: ¡o nos dedicas una entrada o te la liamos (más) parda! Y eso me ha dado mucho miedo, porque me la llevan liando desde el minuto uno en que me quedé embarazada de Pichu. Y desde entonces no han parado.
Ayer por la tarde, como decía, mi pequeña loquita se fue, maleta de princesas en una mano y bolsa playera repleta de bikinis megaideales en la otra, a pasar unos días a casa de sus tíos. El previo a esto, muy en su línea, fue pedirme que le hiciera, de buena mañana, la manicura "arco-iris", es decir, cada uña de un color ¡y olé! Que así le combinan con lo que se ponga, ¡di que sí, mi vida! ¡Ay!, si Coco Chanel levantara la cabeza...
El caso es que mis hormonas, que viven emocionadas de la vida y como si vinieran de un "after" desde mi maternidad, le dieron un toque al lagrimal y en el momento en que Pichu ya estaba subida en el coche, mirándonos por la ventanilla, las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos en plan: "queremos saliiiiir, déjanos caeeeeeer, ¡bomba vaaaaaaa!" y mensajitos de ese palo. Yo, toda digna, le dije a mi lagrimal con mi mejor voz de ventrilocuo "o las devuelves a su sitio o ya puedes ir haciendo la maleta". Y no salieron. No salieron en ese momento, digo.
Salieron anteayer dos o tres veces mientras le preparaba su ropa y demás. Y cayeron a raudales nada más le di la espalda al coche. ¿Lo mejor? Encontrarte al momento con gente conocida y que te hablen mientras te miran y piensan "¿es Noni o Rudolph? Es que no me acaba de quedar claro con tanta rojez".
Mis hormonas son las responsables directas de que llore mientras canto ciertas canciones, que llore mientras duermo a mis enanos y les hablo en voz bajita, que llore mientras los miro dormir, que llore con películas de Disney, que llore cuando alguien me cuenta algo duro mientras le digo lo que yo haría, que llore cuando leo ciertos textos, que llore mientras escucho música de Enya con mis alumnos, que llore con los mensajes de despedida de mis alumnos, que llore mientras veo el dvd que he preparado para mi clase... Vamos, que gracias a mis hormonas ¡soy una puta puñetera cisterna, todo el día en marcha!
Que conste que, para rematar la faena, estas mismas hormonas son las encargadas de que me ría a toda hora de todo y de con todos. ¿Que Pichu se medio enfada por algo sin motivo?: me parto de risa. ¿Que se enfada del todo porque me río?: me río aún más. ¿Que Papi pregunta quién ha hecho X cosa?: a mí, que no he sido, me entra la risa floja y acabo siendo acusada injustamente porque "si no, ¿por qué te ríes?". Me río sola, acordándome de cualquier minucia, me río cuando puedo reírme y cuando la situación pide a gritos que guarde la compostura; me río de las minitrastadas de mi princesa, de sus monólogos, sus razonamientos, las conversaciones que tenemos, sus pícaras ocurrencias. Me río con la cara de sinvergüenza de Pollito, con su manera de mirarme y provocarme, con su mal genio cuando no le dejo coger lo que quiere coger, con su mal genio cuando intenta robarnos algo de comida y no le dejamos, con sus "meaditas" sorpresa... Me río de mi sombra. Y como consecuencia, soy un calco del mítico perro Risitas.
Lo más sorprendente de todo es la capacidad mutante de mis hormonas, que igual pasan de estar fumando sin descanso cigarritos de la risa a vivir un drama eterno, con duelo de por medio.
Y a mí me llevan loca perdida. Que de tanto cambio gestual no sé si soy Joker o Lina Morgan, pero en ambos casos... ¡No me reconozco! Así que, o bien padecen bipolaridad maternal o se han quedado totalmente trastocaditas después de dos embarazos con sus respectivos partos y postpartos.
Mis hormonas son tan, pero taaaan majas que me llevan en volandas por el mundo "Parra", sí, exacto, ése al que la gente se sube de vez en cuando. Pues no, no, yo vivo permanentemente en él, y he de decir que una vez te acostumbras tampoco está tan mal, en serio.
¿Que alguien ha de caerse porque se tropieza con... nada? Ahí están mis hormonas haciendo cola cual concierto de los Backstreet Boys para que me toque la primera.
¿Que hay que agitar un brik de leche de soja que previamente has abierto? Ahí están mis queridas hormonas para hacerme olvidar que lo he abierto y pedirme que lo mueva sin piedad. Ni falta que hace que os comente el resultado.
¿Que hay que equivocarse en la cita de tu médico (porque en las de tus retoños no fallas nunca) y aparecer una semana más tarde sin ni siquiera sospechar de tu error? Mis hormonas se encargan de que sea yo y no otra la que le haga el desplante al doctor, que encima es amigo de tu padre.
Así que, por todo esto y más, ¡AQUÍ TENÉIS VUESTRA MERECIDA ENTRADA, QUERIDAS HORMONAS!
Y ahora, tras haber cumplido con mi parte, espero que vosotras cumpláis con la vuestra y soltéis a mis neuronas del zulo donde las tenéis escondidas, que después de tanto tiempo en paro, fijo que están algo oxidadas y aún lío alguna que otra.
CON M DE MAMÁ y H de Hormonas
Jajajaja... ayer me prometiste risas, y te confieso que a ratos me ha dado ganas de echarme en tu hombro a llorar like a muffin también!!! Pero finalmente, has conseguido el objetivo... que ahora mismo te esté comentando con una sonrisa de oreja a oreja.
ResponderEliminarY si te sirve de consuelo, mis hormonas están tan locas como las tuyas, o más... Yo toooodo, multiplicado por tres, jajaja ;))
jajajajaja ay nena!!! Que me meo, que me parto, que lloro y me río!!! Locas de atar (es poco) nos vuelven las hormonas. Hace dos domingos Muriel se fue con su papá a pasar el día del padre en lo de los abuelos paternos y yo a la casa de mi viejo. Estuve las 8 horas que estuvimos separadas además de zombie con los ojos en compota... no era terrible. Estaba con su papá y conmigo está las 24 horas del día... pero me partí en dos. Me sentía orgullosa porque iba a estar sin mi pero a la vez tenía una daga clavada en el corazón... así que ni bien salí por la puerta de casa aquella mañana empezó el culebrón!!! Así que ni me quiero imaginar cuando se vaya por primera vez unos días con sus abus o tíos... me muero de tristeza... alas alas, qué son esas che???? Qué yo escribí sobre el tema??? No. Me jodés. Yo no fui. Que alas ni alas... raíces largas que la peguen a mí hasta los 50 años (yo ahí voy a tener 80 así que...) jajajajajaja
ResponderEliminarPobre hija con esta madre loca de remate, qué vida!!!!
Buenísima entrada y a ver si las hormonas nos sueltan las neuronas de una buena vez!!!
Me partí con lo de patán, entre este post, el de la teta y el de las medias caladísimas... pañales!!! ajajajajajaja
Besote siamesa!!!! juaaaaaaaa buaaahhhhh juaaaaaaaa buahhhhh (no sé si reírme o llorar)
¡Ay, cómo te entiendo, Noni! Pero me parece que después de tanto tiempo, la revolución hormonal se queda ya instalada...
ResponderEliminarjajjajaaj malditas hormonas...! q seria d emi sin ustedes.. pero q es de mi CON ustedes..! precisamente ayer me trajeron vuelta loca jjajaja
ResponderEliminary con ustedes en twitter pues mas..!
y me imaginos las uñas de esa peque...! q bello
de esa parte de la bipolaridad de la maternidad hablaba yo un poco hace 2 semanas en al AZ de la maternidad... Reir fue la palabra .... reir en tiempo de llorar jejeje...
me encanto.:! besos preciosa.!
Buenísimo y ciertisimo.... me siento muy identificada!!! así estoy llorando como una posesa, como riendo como una loca.... las hormonas nos tienen controladas!!!
ResponderEliminarBesos!