Confieso que muero y vivo por los míos porque son la razón de mi existencia.
Confieso que mis hijos son mi más valioso tesoro porque me hacen sentir inmensamente rica.
Confieso que me dejo la piel en mi trabajo porque lo adoro.
Confieso que me he hecho mayor porque me gustan el vino, el café y la calabaza asada.
Confieso que cada vez soy más selectiva porque elijo con quién compartir mi tiempo.
Confieso que ya no muero por salir porque me bastan la quietud y la paz de mi casa.
Confieso que me parten el alma muchísimas situaciones injustas porque no soporto el sufrimiento ajeno.
Confieso que me da miedo el paso del tiempo, no por mis arrugas sino por las de los míos.
Confieso que no soy perfecta porque me equivoco constantemente, ni pretendo serlo.
Confieso que pierdo la paciencia cuando estoy agotada y que esta semana por mi boca han salido sapos, culebras y dragones.
Confieso que a continuación me he sentido tan horrible que he llorado cual magdalena.
Confieso que equivocarme con mis hijos me mata porque me hace sentir una bruja, y sin embargo me hace madurar y querer ser mejor.
Confieso que nadie me dijo que ser madre fuera fácil, pero tampoco nadie me dijo que fuera tan difícil.
Confieso que hay días en que tengo ganas de tirar la toalla y otros de comerme el mundo.
Confieso que soy 100% humana y tengo cero de divina.
Confieso que admiro a quienes parecen tener todo bajo control, incluso su genio.
Confieso que mi alegría al despertar son mis tres tesoros: mis hijos y mi marido.
Confieso que mi alegría al acostarme vuelven a ser ellos.
Confieso que no cambio por nada una tarde con amigas en cualquier café con encanto.
Confieso que me encanta que mis amigos se junten y se mezclen con mis otros amigos.
Confieso que soy un alma inquieta y necesito estar constantemente creando, inventando e imaginando.
Confieso que me canso más que antes de mi propia actividad y, aún así, sigo inventando proyectos.
Confieso que me juzgo con dureza, a diario, constantemente, pero que con la edad he aprendido a perdonarme y a consentirme un poquito más.
Confieso que no soy fácil, más bien al contrario, pero que me conformo y contento con bien poco, con las cosas más normales y con saberme amada, sana y ver el amanecer cada día con mi familia a mi lado.
Confieso que me quejo, a veces por vicio, y otras con motivo, pero porque en realidad sé que soy muy afortunada.
Confieso que he de seguir creciendo, madurando, meditando y, sobre todo, aprendiendo a quererme con mis fallos, mis tropezones y mis días gris oscuro.
Confieso que siempre sonrío porque soy muy feliz y porque mi vida y, sobre todo, la de los míos ES UN REGALO.
CON M DE MAMÁ y C de CONFESIONES
CON M DE MAMÁ y C de CONFESIONES
Confieso que te quiero,que me enseñas mucho y que quiero sonreír como tú
ResponderEliminarY yo Confieso que quiero tener tu bondad y la capacidad de estar siempre pendiente de todos, sin olvidar nada ni a nadie.
EliminarRecupérate pronto bonita!
Te quiero mucho
Confieso que todavía no me gusta el vino, ni el Café, ni la calabaza asada... eso me hace joven? :D
ResponderEliminarConfieso que ha sido un enorme placer conocerte, eres una tia chapó, una maestra de los pies a la cabeza, una perraca de la cual aprender cada día. Eres un amor!!!
ResponderEliminarBesiños
Esas confesiones que nos hacen conocerte un poco más, y quererte aún más si cabe.
ResponderEliminarPrecioso. Hay cosas que sorprenden de otra gente, pero de ti, no, eres tan transparente, se te ve frágil pero eres más fuerte de lo que imaginas. Es un orgullo conocerte ;)
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