10 de enero de 2015

LEVÁNTATE Y ANDA

Nadie nos enseña a superar batacazos. No hay clases, ni cursos, ni talleres que enseñen a, cuando de verdad caes, no sufrir y levantarte relativamente rápido. Es la vida misma quien nos empuja y quien nos ayuda a levantarnos de nuevo. Las circunstancias, la familia (y sus circunstancias), la genética, nuestro entorno... Todo influye en nuestra actitud ante el fracaso. Lo que está claro es que de nosotros depende que la recuperación sea posible.
Los cambios bruscos en nuestra rutina, que van desde la pérdida del trabajo, el cambio de nuestras condiciones laborales, la ruptura con la pareja, la pérdida de personas importantes o fundamentales, cambio de domicilio habitual por causas de fuerza mayor... Hasta enfermedades largas y complicadas, son tropezones, más bien obstáculos que vienen, en principio, para romper con nuestro orden y hacernos tambalear, son vallas kilométricas que nos separan de nuestra seguridad y que podrán ser insalvables a no ser por nuestra actitud.
Evidentemente, lo que "se mama" en casa influye en nuestra manera de afrontar las dificultades y la fuerza con que nos enfrentamos a los problemas. O bien porque hemos tenido grandes maestros, o bien porque ya desde bien pequeños hemos tenido que sacarnos las castañas del fuego ante situaciones nada normales o complicadas, o bien por la combinación de ambos factores.
Sin embargo, que nuestras ganas de comernos el mundo sean nuestra seña de identidad no quita para que no podamos, y debamos, permitirnos nuestros momentos de bajón, nuestros días grises y nuestras jornadas de "luto por todo", que las hay y son bien necesarias.
A parte del trabajo personal que supone asumir las circunstancias que nos vienen, a parte de la madurez con la que cada uno es capaz de solventarse la papeleta, ayuda mucho saberse rodeado de buena gente, pero de buena gente de verdad. Gente que te da un abrazo cuando lo necesitas, que te da la mano para que te levantes, que pone su hombro para que llores, que te hacen sonreír sin motivo, que se entregan sin más y sin esperar nada a cambio, que te quieren porque sí y porque eres tú y así, que no te piden que cambies por y para ellos, que no exigen que te comportes de una u otra manera, que no condicionan tu vida y tu manera de vivirla... y que también te dan la colleja a tiempo para que abras los ojos y vuelvas a ser tú, cuando, por una de ésas, te ha dado por volverte un pelín "gili".
Yo tengo la suerte de contar con gente maravillosa en mi vida, personas que valen millones. Tengo la fortuna de haber vivido circunstancias que han forjado mi carácter, a veces difícil, a veces llevadero, pero carácter al fin y al cabo. Así que sólo depende de mí y de saber usar con arte estos dos ingredientes mágicos el que cada dificultad suponga un nuevo triunfo.
Y tú, ¿cómo vives los batacazos y cómo te levantas tras ellos?

CON M DE MAMÁ

9 comentarios:

  1. Como muy bien dices gracias a mi maravillosa familia y a personas estupendas que están a mi lado para alentarme y seguir.
    Besos

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    1. Contar con gente bonita a nuestro lado es fundamental. Y ellos tienen también esa suerte contigo!
      Un besazo preciosa.

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  2. En los últimos años me he cansado de oír frases de estas. De todo se aprende, todo pasa por algo, lo que no mata te hace mas fuerte, será pa' be... En función del tipo de caída, del momento de la caída, la personalidad del afectado, y los sucesos que vienen después, se cumplen estos dichos o no. La visión optimista, la bonita, la que todos queremos, está muy bien planteada. Por supuesto, es la deseable. Pero en muchos casos, cuando te estás levantando, la vida te vuelve a empujar hacia atrás. Vuelves a intentarlo y de nuevo empujón, piensas que debes ser mas fuerte que la vida y de nuevo PEM... y sigues intentándolo, pero la esperanza de volver a estar en pie, se va alejando a marchas forzadas. La vida no es como nos la contó Disney, con muchos palos y un final feliz. Ojalá todo el mundo fuera capaz de levantarse después de cada golpe, pero no todos somos tan fuertes. Intentarlo? Siempre, aunque se deba estar alerta esperando el nuevo golpe. Conseguirlo... es lo difícil.
    Suerte a los que lo intentan ;)

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    1. Querid@ anónim@,
      Te puedo asegurar que a mí la vida me ha puteado, hablando en plata y perdón por la expresión, mucho, muchísimo, desde que mi mente alcanza a recordar, y te hablo de mi niñez. Ha seguido haciéndolo y me consta que no dejará nunca de sacudirme, ni a mí ni a los míos. Es por eso que, como he aprendido que o me levanto o el golpe es más duro aún, pues he tomado la decisión de intentar ver lo positivo de las circunstancias, y que cuando eso no sea posible, mentalizarme de que no siempre va a ser todo tan negativo ni tan horrendo. Pero es mi decisión. Como digo, tengo días negros, como cualquiera, pero prefiero quedarme con los rosados :) La actitud, al final y muchas veces, es lo que cuenta
      Un abrazo y mucho ánimo y suerte en aquello que esté por venir. Gracias por compartir

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    2. Si si, por supuesto. Intentarlo siempre. Pero muchas veces el que esta en el suelo no necesita que le animen a levantarse. Necesita que alguien se tumbe a su lado para, cuando esté preparado, poder levantarse con fuerzas aunque la vida esté esperando para darle otro empujón

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    3. Por eso digo que es fundamental rodearse de gente bonita ;) Porque son quienes saben qué necesitas o no en cada momento, o quienes si no lo saben al menos te hacen saber que están cuando necesites que estén, para tender la mano o tumbarse junto a ti :)

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    4. Pues tu no te Tumbes mucho que no estás ya para tanta marcha de "me pongo de pie, me vuelvo a sentar" teresarabaleña ;)

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  3. Como bien dices, depende mucho de como lo has vivido en tu entorno, y también de como lo afronte uno mismo. Algunos son duros, pero necesarios, otros son esenciales para poder seguir adelante, no sé, tengo que pensar un poco en los últimos que he tenido. Eso sí, el no dormir no te lo quita nadie.

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    1. Bueno, piensa que con hijos estamos entrenadas ya a no dormir :P, así que un punto más a nuestro favor. Además, precisamente porque somos mamis tenemos que buscar aún más la fuerza de donde no la hay para seguir y seguir. Truco: el de siempre, tener gente cerca que dé buenos abrazos.
      Un besazo

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