Si alguna vez pudieras sentir la mitad de la mitad del dolor que sentí yo cuando esa persona entró en tu vida, cuando a pesar de tu habitual intuición con todo el mundo, no supiste detectar sus intenciones hasta que ya fue demasiado tarde como para que no dolieran y que tú siguieras sin admitir que no fuiste valiente para plantarle cara... Entenderías lo que es que una de las personas que más amas te rompa el corazón, y que la herida sangre cada vez que la sabes cerca suyo, hablándole o simplemente escuchándole. Podrías sentir entonces la desazón y el nudo en el estómago-garganta-y corazón que yo siento ahora. Te quemaría como a mí tu mirada rehuída, tu silencio disimulado, tu respuesta esquiva y tu falta de detalles. Y eso te pasaría todas y cada una de las veces. Porque hay algo inconexo que se carga las plaquetas y no deja que cicatrice el corte.
Si alguna vez pudieras ponerte en mi piel cada vez que me criticas sin piedad, fruto de tu envidia, tu amargura o simplemente tu doble juego... Entonces sabrías que yo a ti no te clavo puñales, sino que te salvo el honor, te defiendo e incluso alabo tu manera profesional, a pesar de que cada palabra en tu favor me pese y duela porque me sé no correspondida y condenada al emparedamiento.
Si alguna vez pudieras ponerte en la piel de tu hij@, esa personita a la que con tu falta de coherencia, tu consentimiento incesante claramente confundido con amor, tu sobreprotección basada en falsas creencias de crianza "con apego", y tu real falta de tiempo y dedicación a él que suples con todo lo anterior... Verías un corazón que pide a gritos tu cariño, el de verdad, el que no va disfrazado de nuevas corrientes ni excusas baratas, el que implica firmeza para educar pero que siempre tiene besos, caricias y abrazos a raudales, al igual que un montón de tiempo sincero dedicado a su vida, y entonces no me culparías a mí, que sólo soy su maestra, de ser responsable de sus carencias afectivas, sus salidas de tono y esas otras cosas que por no reprocharle estás alimentando.
Si alguna vez pudieras vivir a través de los ojos de aquellos a quienes hieres con tus actos egoístas, tu falso victimismo, tu falta y necesidad absoluta de protagonismo, tus malas artes, tu falso amor altruista y tu gran ego(centrismo), entonces, y sólo entonces, aprenderías que el camino de la felicidad lo hemos encontrado justo aquellos a quienes castigas con tus actos y que es una senda que jamás recorrerás si no empiezas por dejar de querer que otros sufran todo aquello que no permite dormir tranquila a tu alma atormentada.
Si alguna vez pudieras recordar que ni yo ni muchos de los que revoloteamos en tu entorno estamos en este mundo para cargarnos el tuyo, sino que vinimos a intentar pasar por esta vida sin pena ni gloria, subsistir centrándonos en no dañar, o al menos no a propósito, en ser consecuentes con nuestros actos, a ser fieles a nuestra palabra y nuestras ideas, ser reflejo de lo que nuestra alma alberga y, en definitiva, intentar ser buenas personas... Si pudieras aprenderte eso, entonces no verías maldad donde no la hay, amargura en cada gesto, o desamparo en cada triunfo de los demás.
Y si todo esto ocurriera, no te prometo la felicidad en mayúsculas ni sentirla todo el tiempo, pero sí te prometo un camino hacia ella, con múltiples paradas en puestecitos como los que ponen en las ferias medievales, y con un regalo de armonía y paz en cada una de ellas.
Esta entrada habla de nada y nadie en concreto y de mucho y muchos en particular. Son pensamientos compartidos con todos aquellos que alguna vez se han cruzado en mi camino y que están cansados de gritar sin que nadie pare su tren de alta velocidad y escuche sus ruegos. Sin más.
CON M DE MAMÁ
Pequeña.....duele,pero si eres coherente,firme y consecuente,ten por seguro que tu y tu estela de bondad vais a ganar. Te lo garantizo
ResponderEliminarSabías palabras las de Paula, hay tantas veces que creemos que tenemos la verdad absoluta y vivimos en una mentira enorne haciendo daño a nuestro alrededor. Lo sabio es darnos cuenta a tiempo.
ResponderEliminarUn besazo
Hay paisajes en los que la luz está huída, en la que el color se ha difuminado tanto a golpe de no ser admirado que apenas queda de él un diminuto rastro. Hay lugares sin suelo, sin líneas para que se marque un horizonte y haya un motivo para querer superar la distancia. Y corazones yermos, infértiles, con aristas punzantes que lanzan cuerdas de acero para amarrar a las almas con ternura y atraparlas, y despedazarlas y apropiarse de su sensibilidad y su dulzura.
ResponderEliminarHay paisajes que son desiertos, doloroso espacios que pretenden sanar su vacío con la plenitud del otro.
Y tú, Noni, nómada de los sueños, mano tendida, sonrisa sin doblez, ojos ávidos por hallar y hallarte en los otros, frase certera en el momento justo, consuelo cuando al aotro le golpea la tristeza...Y tú, Noni, luz inmensa y fortaleza, ternura y juego, soledad que busca crecer en el otro...Y tú, Noni, eres tan especial que no debes transitar ni un centímetro por esos paisajes oscuros, por esos corazpones crueles, por esas desérticas almas.
Sigue el itinerario vital que tienes asignado, nos tienes junto a ti, y no mires atrás, no te detengas en el atajo oscuro de esos paisajes donde el corazón no puede latir amor.
Nos tienes. Me tienes (ya lo sabes)
Uf, seguro que muchas personas se sienten identificadas en tus palabras. Yo también he conocido especímenes de este tipo. Ojalá tus palabras calen en sus corazones. Eres un cielo.
ResponderEliminarPuedes clonarte y enviar el resultado al cole de mis hijos? Gracias
Un abrazo, bonita!!