Y llovió. Pero no un poquito, o un rato, o a ratos... No. Sencillamente no paró de llover en toda la tarde. Intensamente, para ser exactos.
Así que pense para mí: ¡yupi! Hoy no habrá ni Perry por el mundo. ¡Todito para mí! Y me equivoqué. Yo es que vivía con la idea de que la gente le tiene miedo al agua, pero se ve que los tiempos cambian.
El caso es que para asegurarme de que iba a disfrutar de mi tarde de "mami soltera y sin compromiso" en la soledad más completa, me decidí a acercarme a un centro comercial semicubierto. Y eso que mi señor maridín me aconsejó que mejor me refugiara en uno cubierto totalmente... Pero yo, que sabía que más que comprar lo que quería era dejar volar mi "yo asocial", acabé en el semicubierto. Y como el padre de mis criaturas me había advertido de que había un trozo (justo donde yo quería comprar) sin techito... Pues allí que subí yo con paragüas, gabardina y foulard, más tapada que el inspector Gadget, para descubrir... ¡Tachaaaaaán! Que iba a ir así de cargada y abrigadita sin motivo, porque sobre mi cabeza había un techo que ríete tú de la Capilla Sixtina. Y estás que volvía a bajar los tres pisos y me cruzaba todo el lugar para bajar al parking a guardar los bártulos. Nada, cargadita (de amor hacia mi chico) toooda la tarde.
Y el caso es que tenía que haber sospechado algo cuando descubrí el parking bastante repletito.
Bueno, pues el día en que cogí la tarde libre, lo hice porque sí. Porque las mamis que lactamos, practicamos el colecho, trabajamos fuera y dentro de casa, y somos mamis amantísimas y locas enamoradas de nuestros enanos... De vez en cuando necesitamos un respiro entre teta dentro, teta fuera, pañal, leche agria en el hombro, pechitos, chupete, abrazo curativo, beso curativo, pintura facial, rato de disfraces, momento repostero, escondite por las habitaciones, faena de la casa, más teta fuera, faena de la casa con la teta al aire porque se te ha olvidado guardar el botijo, corregir exámenes, preparar clases chulis, programar lecciones, más teta y más "housework" y ese largo etcétera que es nuestro día a día.
Y el día que cogí la tarde libre... Los eché de menos. Mucho. Y pregunté a su papi a cada rato cómo iba la cosa con la excusa tonta de mandarles una foto con mis nuevos vaqueros o con los pitillo de print "leotardo" rosas que le había cogido a Pichu. Y precisamente porque no iba con ánimo de comprar nada en concreto... ¡Lo encontré todo!
Tanto, que al salir de la tienda, empezó a sonar una sirena rollo incendio que casi me mata del susto, empezó a caer confeti del techo, a salir serpentinas de colores metalizados por todas partes y el señor dueño de la franquicia apareció de la nada, bajando de su helicóptero de lunas tintadas para postrarse a mis pies y decirme con mucha amabilidad: "Querida mami moderna, ¡cójase usted muchas más tardes libres! ¡Si hace falta, le ponemos servicio de canguro totalmente gratis! En realidad, lo de las últimas líneas fue lo que soñé mientras metía los números de la tarjeta en el lector... Pero estoy segura de que si no ocurrió todo eso fue porque se les atascó el botón tiraconfeti, se rompió la palanca lanzaserpentinas, la sirena estaba afónica de tanto haberle cantado a Ulises y el señor "franquicio" no pudo llegar a su destino por culpa de la lluvia.
La lluvia. La misma que ahora cae mientras acabo estas líneas... ¡Y me zampo estoooooo!
¡Brindo por toooodas las mamis modernas, que se cogen una tarde libre una vez cada ¡buf! o más, y que cuando lo hacen, no ven ni tallas, ni colores, ni combinación de formas y colores, ni agua en el mar; sólo ven un pase continuo de diapositivas de sus enanos, sus sonrisas y sus besos!
Vamos, que mañana me toca viajecito a la tienda de marras a darle el disgusto al señor dueño (que ya estaba volando a Suiza a depositar "mis" ahorros en la cuenta compartida que tiene con el rey).
Pero... ¿Y lo que he disfrutado yo de mi "tarde libre de mami soltera y sin compromiso"?
Ale... ¡Vamos a por las últimas gotas de lluvia! Que me apetece llegar ya... ¡Y estrujarlos!
Vaya. Ya no llueve.
CON M DE MAMÁ
Una historia muy interesante y cuando era niño siempre decía que "siempre llueve cuando no hay cole" una tarde que te coges libre y llueve.
ResponderEliminarPero a mí me encanta que llueva!!!!!!! Y me encantan tus historias. Al final vas a tener que patentar lo del Print de Leotardo....... Yo no suelo ir a ese centro comercial porque no temo que el techo se rompa sobre mi cabeza, sino que el suelo ceda bajo mis pies..... Me da mucho yuyu!!!! Besitos con labios perfectamente (iba a poner embalsamados.....) balsámicos? embalsados? balsicosos? bálmicos???? Tanto oler potis me trastorna!!!!
ResponderEliminarPero ¿y esto? ¡Qué guaaaaaaaaaaaaaay!
ResponderEliminar¡¡Me ha hecho tanta ilusión leerlo!!
Muchísimas gracias, Jaume.
No entiendo muy bien aún como funciona este universo tan particular de los blogs, pero ahora entro en el enlace y me entero bien de como "recogerlo".
Muchísimas gracias por acordarte de mi "mini" blog.
Un abrazo desde Valencia.
No es para menos!! es de lo mejor que leo... y no me lo pierdo!!!
ResponderEliminarLa mejor Mami del mundo!!
¡Bravo! Nunca me he sentido tan identificada con un blog, yo me di hace poco un día de vacaciones en la ofi para descansar (con la excusa de preparar el cumple de Mayor) y me pasé todo el día de recados y no me dio tiempo a hacer nada. ¡En fin!
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