Soy maestra de inglés, pero antes que maestra soy persona. Así que jamás, hasta el momento, he dado una clase tal cual si al empezar la sesión algún alumno o alumna ha venido a contarme un problema o un conflicto. Hoy ha sido uno de esos días. La clase de inglés ha dejado de lado el inglés para pasar a ser de convivencia, relaciones y resolución de problemas.
Y lo mejor de la clase de hoy no han sido ni la confianza que me demuestran esos alumnos que me cuentan sus inquietudes y desencuentros, ni el abrazo general que se han dado de manera espontánea cuando hemos cantado Teddy Bear Hug como remate a la "terapia", y porque había que ensayar la canción como mínimo... Lo mejor de la clase de hoy, sin duda, ha sido la grandeza de verme reflejada en ellos; la grandeza de estar hablándoles de sus reacciones, de cómo evitar los conflictos (entre ellos y con ellos mismos) y pensar lo bien que me viene recordarme a mí misma que no hay que presuponer nada, que ante la duda siempre es mejor preguntar que dar por hecho, que cuando dos hablan de un tercero el tercero no tengo por qué ser yo, que cuando un conflicto se soluciona o, al menos, hay intención de ello por ambas partes, debe ser agua pasada y que contárselo a nuestros más allegados sea sólo por el hecho de compartir con ellos nuestro día a día, pero nunca con ánimo de avivarlo o hacerlos intervenir.
Hoy la lección ha sido para mí. Escucharme decirles ciertas cosas, escucharlos expresarse y explicarme por qué habían reaccionado de una u otra manera, verlos reconociendo que así no iban a ninguna parte y que la situación les producía más rechazo que otra cosa... Me ha hecho sentir la necesidad de parar y volver a reconducir mi manera de ver ciertas cosas en mi vida cotidiana.
Hoy ellos han seguido aprendiendo de qué va esto de convivir y relacionarse, y yo... Yo he retomado los apuntes de hace años y he vuelto a subrayarme con "fosfi" las partes que había olvidado.
CON M DE MAMÁ y L de LECCIÓN
Totalmente de acuerdo, porque cuando ellos nos cuentan sus problemas nos están pidiendo ayuda a su manera y nos dicen "confío en tí". A veces necesitan que pongamos palabras a sus sentimientos y reacciones, que ellos solos no pueden. No hay que dejar escapar ninguna ocasión para ayudarles a formarse como personas, esas grandes personas que ya son.
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