Acuesto a los peques después de un día largo, de sueño atrasado, de tarde de médicos, de tensión a ratos. Abro facebook porque en mi pantalla hay varias notificaciones y la primera imagen que aparece ante mis ojos eres tú, pequeño niño de la playa.
Perdóname, perdóname mil veces por haber estado minutos antes deseando que acabara el día.
Pequeño niño de la playa. Pequeño y bonito. Podrías ser Rubiazo, acurrucado en mis brazos después de haberse saciado en mi pecho. Pero eres tú. Que sin tener culpa de nada, sin desear mal a nadie, sin entender de guerra, de armas o de odio, has acabado tu corta vida a orillas de un mar que debería estar viéndote saltar sus olas en estos momentos. Un mar que debería estar bañando tus pies llenos de vida, que debería estar siendo testigo de tus risas, de tus gamberradas, de esa mezcla entre respeto y descaro que los niños de tu edad tenéis hacia el mar. Y sin embargo, si estás acurrucado es porque tu corazón jamás volverá a latir, ni tus mejillas a encenderse cuando pegues una carrera para ganar a tu hermano. ¿Tienes hermanos? ¿Dónde está tu madre, pequeño? Quizás su corazón está ya buscando el tuyo en el cielo estrellado. El mismo que contempla tu cuerpecito y llora. Porque aunque no lo creas, somos muchos los que lloramos. Somos muchos los que no entendemos qué mierda tiene la mente humana que es capaz de enfriar el alma y congelarla para siempre.
Te prometo, pequeño, que por aquí aún queda gente buena, personas que hacen cosas bonitas por los demás cada día, adultos con espíritu de niño y con ganas de cambiar este mundo horripilante y material que nos engulle por momentos.
Te prometo pequeño que somos muchos los que estamos gritando por un cambio de tercio. Somos muchos los que tememos que la herencia del progreso en exceso que dejamos a los que vienen detrás es peor que la simplicidad del no tener ni codiciar.
Daría lo que fuera por poder abrazar tu cuerpecito, supongo que con la esperanza de hacerlo revivir con el calor, con la humedad de mis lágrimas y la energía de mi esperanza, que a veces, demasiadas, se trunca ante lo inevitable.
Pequeño niño bonito... Deseo que encuentres pronto los brazos que hasta ahora te guarecían de todo el horror de la guerra. Deseo que vuestro abrazo eterno proteja a quienes hayan quedado inmersos en ese mar de maldad y despropósito, de barbarie e inhumanidad.
Yo te prometo que gritaré todo lo fuerte que pueda para que SE PARE EL MUNDO, para que no perdamos la esperanza de romper las barreras del egoísmo, para que quienes creemos en una vida SIN FRONTERAS nos hagamos más fuertes y esa fuerza ayude a ir derribando muros, mitos y estúpidas líneas separatorias. Y te aseguro, pequeño niño de la playa, que yo no soy ni la primera ni la última que lleva días gritando y pidiendo un mundo abierto y sin fronteras, un mundo humano y con alma...
Perdóname, perdóname mil veces por haber estado minutos antes deseando que acabara el día.
Pequeño niño de la playa. Pequeño y bonito. Podrías ser Rubiazo, acurrucado en mis brazos después de haberse saciado en mi pecho. Pero eres tú. Que sin tener culpa de nada, sin desear mal a nadie, sin entender de guerra, de armas o de odio, has acabado tu corta vida a orillas de un mar que debería estar viéndote saltar sus olas en estos momentos. Un mar que debería estar bañando tus pies llenos de vida, que debería estar siendo testigo de tus risas, de tus gamberradas, de esa mezcla entre respeto y descaro que los niños de tu edad tenéis hacia el mar. Y sin embargo, si estás acurrucado es porque tu corazón jamás volverá a latir, ni tus mejillas a encenderse cuando pegues una carrera para ganar a tu hermano. ¿Tienes hermanos? ¿Dónde está tu madre, pequeño? Quizás su corazón está ya buscando el tuyo en el cielo estrellado. El mismo que contempla tu cuerpecito y llora. Porque aunque no lo creas, somos muchos los que lloramos. Somos muchos los que no entendemos qué mierda tiene la mente humana que es capaz de enfriar el alma y congelarla para siempre.
Te prometo, pequeño, que por aquí aún queda gente buena, personas que hacen cosas bonitas por los demás cada día, adultos con espíritu de niño y con ganas de cambiar este mundo horripilante y material que nos engulle por momentos.
Te prometo pequeño que somos muchos los que estamos gritando por un cambio de tercio. Somos muchos los que tememos que la herencia del progreso en exceso que dejamos a los que vienen detrás es peor que la simplicidad del no tener ni codiciar.
Daría lo que fuera por poder abrazar tu cuerpecito, supongo que con la esperanza de hacerlo revivir con el calor, con la humedad de mis lágrimas y la energía de mi esperanza, que a veces, demasiadas, se trunca ante lo inevitable.
Pequeño niño bonito... Deseo que encuentres pronto los brazos que hasta ahora te guarecían de todo el horror de la guerra. Deseo que vuestro abrazo eterno proteja a quienes hayan quedado inmersos en ese mar de maldad y despropósito, de barbarie e inhumanidad.
Yo te prometo que gritaré todo lo fuerte que pueda para que SE PARE EL MUNDO, para que no perdamos la esperanza de romper las barreras del egoísmo, para que quienes creemos en una vida SIN FRONTERAS nos hagamos más fuertes y esa fuerza ayude a ir derribando muros, mitos y estúpidas líneas separatorias. Y te aseguro, pequeño niño de la playa, que yo no soy ni la primera ni la última que lleva días gritando y pidiendo un mundo abierto y sin fronteras, un mundo humano y con alma...
Hoy duele Aylan. Duele Siria. Duele ver cómo los que tienen
poder para hacer, para ayudar, miran hacia otro lado.
"Hace unas semanas me planteé en qué momento el ser humano se
había convertido en un ser tan peligroso. No creo que pasara ni un segundo
hasta corregirme a mí misma. El ser humano siempre ha sido así. Egoísta,
ambicioso, inhumano. Desde que habitamos la Tierra tenemos guerras repartidas
por todo el mundo. Guerras que en la mayoría de casos, ocurren en lugares que
no sabemos pronunciar, y mucho menos situar en el mapa. Conflictos que no nos
llegan porque no interesa, porque no nos afecta directamente o, simplemente,
porque ocurren en lugares donde las cámaras no llegan.
Hoy hablamos de Siria. Ayer de Gaza y poco antes de
Irak, Bosnia o Vietnam. El mundo está
completamente loco, y los que podrían hacer algo para poner un poco de cordura,
miran hacia otro lado. No sé si el no querer
ver responde al miedo por salir de nuestro falso estado de bienestar, o
a la falta de alma de los ciegos de corazón.
Me asusta el mundo. Me asusta porque no consigo entenderlo,
y lo que no se entiende, da miedo. Me asusta pensar que no hagamos nada ante el
horror de cientos de miles de personas que sufren el desarraigo, la muerte, la
pérdida en sus vidas. Me asusta que hasta ver las imágenes de Aylan, las redes
sociales estuvieran en silencio a pesar del horror que veíamos cada día. A
pesar de las imágenes de personas peleando por subir en un tren, de hombres y
mujeres con o sin niños a su cargo llorando, de ciudades destrozadas.
Por supuesto, la imagen de ese angelito que estará en la
memoria de todos por mucho tiempo me partió el alma en más trozos de los que se
puedan recomponer, pero el problema viene de antes, y me asusta que pocos se
escandalizaran por lo que estaba ocurriendo antes de dicha imagen. Me asusta la
falta de sensibilidad, de solidaridad, de alma. Me asusta dejar un mundo peor
que el que nos encontramos. Me asusta no saber qué hacer, qué decir. Me asusta
pensar que tenemos ciertos gobernantes de cera que ni sienten ni padecen y que
no se ponen de acuerdo para poner fin a los conflictos. Sólo se me ocurre una frase cada vez que
pienso en todo lo que me asusta de este mundo, y parafraseando a la gran
Mafalda… Que paren el mundo, me quiero
bajar."
Cristina
"Qué lugar en el que los niños no están protegidos ante las disputas, las discusiones, las mezquindades y los problemas de sus adultos, que viven en un mundo grande de cosas grandes de grande importancia y que no se preocupa de las pequeñas cosas, de cuidar, alimentar y velar porque el futuro de estos pequeños sea mejor que el suyo propio.
¿Cómo puede este hecho no parar el conflicto en el país? ¿Cuándo van a ser ellos mismos los que digan basta? Acaso hay algo mas horrible que la pérdida de un inocente niño, solo, sin su familia, abandonado, lejos de cualquier cobijo u calor de la mano de una madre!!!!!"
Estela
¿Cómo puede este hecho no parar el conflicto en el país? ¿Cuándo van a ser ellos mismos los que digan basta? Acaso hay algo mas horrible que la pérdida de un inocente niño, solo, sin su familia, abandonado, lejos de cualquier cobijo u calor de la mano de una madre!!!!!"
Estela
"Salgo de la habitación de mis hijos, de desearles dulces sueños, y pienso que esos niños también tienen derecho a que alguien les desee lo mismo.
Qué triste, de verdad que sí. Tengo un poquito de esperanza y pienso que mañana habrá mejores noticias."
Mamá con esperanza.
Qué triste, de verdad que sí. Tengo un poquito de esperanza y pienso que mañana habrá mejores noticias."
Mamá con esperanza.
"Qué horror.
Ese niño tiene una madre, padre... tal vez hermanos que están destrozados....tal vez muertos.....pero da igual. A los que están arriba, a los responsables de todas estas vidas les importamos una puta mierda!!! Tan sólo codician armas, dinero, poder.... Ellos son los que merecen ese destino triste. Un niño o niña merece ser feliz, debe reír, abrazar a sus seres queridos, jugar...
Y sí hay mucho que podemos hacer. Somos madres, enseñémosles a nuestros hijos el valor de la amistad, del amor... somos maestras, eduquemos a nuestros alumnos en el respeto y despertémosles una mirada crítica hacia el mundo.
Siempre hay algo que se puede hacer..."
Mamá de 2
Ese niño tiene una madre, padre... tal vez hermanos que están destrozados....tal vez muertos.....pero da igual. A los que están arriba, a los responsables de todas estas vidas les importamos una puta mierda!!! Tan sólo codician armas, dinero, poder.... Ellos son los que merecen ese destino triste. Un niño o niña merece ser feliz, debe reír, abrazar a sus seres queridos, jugar...
Y sí hay mucho que podemos hacer. Somos madres, enseñémosles a nuestros hijos el valor de la amistad, del amor... somos maestras, eduquemos a nuestros alumnos en el respeto y despertémosles una mirada crítica hacia el mundo.
Siempre hay algo que se puede hacer..."
Mamá de 2
"Lo siento, no me salen las palabras, me salen las lágrimas."
Mamá de Carla.
Mamá de Carla.
"Veo a este angelito sin vida y no puedo parar de llorar.
Veo a Rodrigo. Sí, tiene el tamaño de mi bebote, mi chiquitín.
Veo sus manitas que ya nunca cogerán sus papás, veo sus piecitos aún patosos -seguro, como mi chiquitín- que ya nunca acabarán correteando con soltura, veo su pequeña cabecita, llena de minúsculas neuronas locas por aprender, que ya nunca lo podrá hacer y veo su pequeño cuerpecito inmóvil, sin vida, sin opción a hacerle mil cosquillas que le hagan llorar de la risa, sin opción a achucharle hasta que casi pierda la respiración, sin opción a levantarle por los aires mientras chilla de emoción y felicidad.
Veo a mi chiquitín y muero de dolor.
Veo su cuerpecito lleno de vida y sin ella a la vez y no lo puedo creer.
Pero -por suerte quizás- no veo su carita y entonces me la imagino y me da por pensar que este angelito me mira y me dice:
Ves mi cuerpo sin vida y es una parte tan solo. La inhumanidad de los humanos. Así de contradictorio.
Pero por favor, mira mi carita de ángel y entonces piensa que hay esperanza. Si me miras a mí es imposible que veas maldad. Es imposible que exista maldad en todos los hombres.
Mírame y acuérdate de la bondad de los hombres.
Mírame y quédate con la esperanza de que al final la bondad tiene que ganar.
Y entonces, entre mil lágrimas, hago caso a este ángel y me quedo con sus palabras: HAY ESPERANZA. Y aunque mientras lo digo casi ni me lo creo, vuelvo a mirar su carita de ángel y me lo creo de nuevo."
Helen: Mami de Martín y Rodrigo.
Veo a Rodrigo. Sí, tiene el tamaño de mi bebote, mi chiquitín.
Veo sus manitas que ya nunca cogerán sus papás, veo sus piecitos aún patosos -seguro, como mi chiquitín- que ya nunca acabarán correteando con soltura, veo su pequeña cabecita, llena de minúsculas neuronas locas por aprender, que ya nunca lo podrá hacer y veo su pequeño cuerpecito inmóvil, sin vida, sin opción a hacerle mil cosquillas que le hagan llorar de la risa, sin opción a achucharle hasta que casi pierda la respiración, sin opción a levantarle por los aires mientras chilla de emoción y felicidad.
Veo a mi chiquitín y muero de dolor.
Veo su cuerpecito lleno de vida y sin ella a la vez y no lo puedo creer.
Pero -por suerte quizás- no veo su carita y entonces me la imagino y me da por pensar que este angelito me mira y me dice:
Ves mi cuerpo sin vida y es una parte tan solo. La inhumanidad de los humanos. Así de contradictorio.
Pero por favor, mira mi carita de ángel y entonces piensa que hay esperanza. Si me miras a mí es imposible que veas maldad. Es imposible que exista maldad en todos los hombres.
Mírame y acuérdate de la bondad de los hombres.
Mírame y quédate con la esperanza de que al final la bondad tiene que ganar.
Y entonces, entre mil lágrimas, hago caso a este ángel y me quedo con sus palabras: HAY ESPERANZA. Y aunque mientras lo digo casi ni me lo creo, vuelvo a mirar su carita de ángel y me lo creo de nuevo."
Helen: Mami de Martín y Rodrigo.
"Da igual de quien sea la culpa, tenemos el deber de ayudarles."
Anya.
Anya.
"¿Qué es lo que hace que una persona se endeude para toda la vida, convirtiéndose casi en esclavo, ponga su vida física y la de su familia en peligro de muerte, y atraviese desiertos, mares o se meta dentro de un camión sin ventilación? Lo hace la desesperación, la necesidad de huir, y la esperanza. La creencia de que nada de lo que te vas a encontrar puede ser peor que lo que dejas atrás.
No se puede solo echar la culpa a los gobiernos. Nosotros, cada uno de nosotros, tenemos también responsabilidad. Los refugiados, huidos y desesperados existen desde el inicio de los tiempos, pero parece que hace falta una terrible foto de un niño para ponerlo en portada, literalmente. Y en ese momento se enciende el debate de si deben publicarse o no esas fotos, pasando a segundo plano el hecho tremendo que nos muestra. Porque somos así, necios.
Pues por ese niño y todos los anteriores hay que pelear, poner nuestro grano de arena particular para que las situaciones que provocan esas huidas de África sobre todo (guerras, hambrunas, etc) desaparezcan.
¿me dices que es un problema de África? Bueno, otros dicen que la llegada de inmigrantes es un problema de Europa...NO. ES UN PROBLEMA DEL MUNDO.
Hagamos desaparecer las desigualdades y las guerras, y así desaparecerá eso que genera la huida.
Pero mientras tanto, habrá que actuar sobre lo que ya tenemos...miles de personas huidas que han llegado a nuestras costas ...¿qué hacer? AYUDAR. No sé cómo, no podría decirte una forma concreta.Por ahora, haciendo ruido para que cada uno de nosotros se reponsabilice de su parte."
@yonosuperwoman
No se puede solo echar la culpa a los gobiernos. Nosotros, cada uno de nosotros, tenemos también responsabilidad. Los refugiados, huidos y desesperados existen desde el inicio de los tiempos, pero parece que hace falta una terrible foto de un niño para ponerlo en portada, literalmente. Y en ese momento se enciende el debate de si deben publicarse o no esas fotos, pasando a segundo plano el hecho tremendo que nos muestra. Porque somos así, necios.
Pues por ese niño y todos los anteriores hay que pelear, poner nuestro grano de arena particular para que las situaciones que provocan esas huidas de África sobre todo (guerras, hambrunas, etc) desaparezcan.
¿me dices que es un problema de África? Bueno, otros dicen que la llegada de inmigrantes es un problema de Europa...NO. ES UN PROBLEMA DEL MUNDO.
Hagamos desaparecer las desigualdades y las guerras, y así desaparecerá eso que genera la huida.
Pero mientras tanto, habrá que actuar sobre lo que ya tenemos...miles de personas huidas que han llegado a nuestras costas ...¿qué hacer? AYUDAR. No sé cómo, no podría decirte una forma concreta.Por ahora, haciendo ruido para que cada uno de nosotros se reponsabilice de su parte."
@yonosuperwoman
"Miro la televisión y no puedo creerlo. Tiene el tamaño de mi hijo, viste de manera similar, casi diría que es él. Está boca abajo, en la orilla de la playa y pienso que no puede estar así, se va a ahogar, casi lo grito. Luego caigo en la cuenta de que ya está muerto. Podría ser mi hijo, me siento aliviada de que no sea él y me enfado conmigo por sentirme aliviada de que no lo sea. Soy afortunada por haber nacido en esta parte del mundo, en un lugar que no está en guerra. Soy afortunada, qué indignación tan grande.
Parecen ciudadanos de segunda a los que no hay que permitir que se nos acerquen porque nos darán problemas. Pero hay que superar esa fase porque no son ellos y nosotros, no son aquellos y estos, somos TODOS. Dejemos de cerrar nuestros ojos ante una realidad tan hiriente a la vez que vergonzante: somos personas. Ayudemos a otras personas, salvémosles la vida. Paremos la injusticia y la barbarie."
Let B. Díaz http://estonoescomomelocontaron.com
Parecen ciudadanos de segunda a los que no hay que permitir que se nos acerquen porque nos darán problemas. Pero hay que superar esa fase porque no son ellos y nosotros, no son aquellos y estos, somos TODOS. Dejemos de cerrar nuestros ojos ante una realidad tan hiriente a la vez que vergonzante: somos personas. Ayudemos a otras personas, salvémosles la vida. Paremos la injusticia y la barbarie."
Let B. Díaz http://estonoescomomelocontaron.com
"Este verano ha sido el más caluroso de la historia desde
que se tienen registros.
Un historia muy corta si te paras a pensar.
Este verano ha sido el elegido por miles y miles de
persones para huir.
Para huir de la guerra de Siria.
Para huir de las guerras de África. De toda África en sí,
haya o no guerra.
Para huir del hambre, la angustia, la violencia, el
pasado, el miedo, el presente, la muerte.
Miles y miles.
Un número muy pequeño si te paras a mirar.
En busca de un futuro donde ya no hay mañana posible.
En busca de que sus hijos duerman en una cama bajo
cubierto. Como los míos.
En busca de que coman cada día, vayan al cole, jueguen y
rían. Vivan.
Como los míos. Como los tuyos.
Un deseo muy comprensible si te paras a escuchar.
Nosotros aquí, tan
agobiados, con nuestro síndrome post vacacional, nuestra vuelta al cole,
nuestras fiestas de guardar.
Ellos así, tan jodidos, con sus hijos muertos en la
playa, o sus mujeres, sus padres, sus hermanos, muertos en camiones, en barcos,
ahogados en el mar.
Nosotros también, tan culpables, sintiéndonos
horriblemente culpables de ver e imaginar. Imaginar que ese niño es el tuyo.
Que ese padre eres tú. Y sin poder hacer nada.
¿Sin poder hacer nada?
¿De verdad?"
Bego (Much more than I am)
MIL BESOS EN FORMA DE ESTRELLA PEQUEÑO NIÑO DE LA PLAYA. Ojalá tu despedida a orillas del mar derrita el corazón helado de quienes tienen la llave maestra de la esperanza en sus manos.
Si quieres unirte a este post, que quiere ser un grito a la esperanza, a la humanidad y al sentir y sentido común de quienes gobiernan el mundo, puedes enviarme un correo a:
CON M DE MAMÁ
Se me ha removido todo no se que podemos hacer pero hay que hacerlo un beso
ResponderEliminarEs horrible. Pero lo peor el sentimiento de impotencia.
EliminarUn abrazo
Tenía la edad de mi Peque, mi hijo. El tuyo. El nuestro...
ResponderEliminarYo tampoco sé qué hay que hacer, pero estamos tardando... Demasiado.
Es terrible porque esa sensación de miedo porque el tiempo va en contra no se me quita. Impotencia absoluta.
EliminarEs terrible porque esa sensación de miedo porque el tiempo va en contra no se me quita. Impotencia absoluta.
EliminarNoni, gracias por la iniciativa, gracias por dejarme participar en ella. Gritemos alto, quejémonos, seamos solidarios, salvemos al mundo.
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