Las partes del todo

24 de septiembre de 2015

Bimadre loca en periodo de adaptación

Periodo de adaptación de Rubiazo a infantil, al cole de mayores. 5 días sin comedor y preparando picnic (y almuerzos, of course) por la noche para que se fueran al parque a comer con la canguro. Carga el carro por si quiere dormirse después de comer (ni uno de esos días, ley de Murphy), carga mochila y saquito, tu ordenador, tu bolsa, tu bolso, una mochila con pechito / toallitas / muda y la nevera del picnic. Ellos felices con la aventura. Yo pelín desquiciada al tercer día. Pero feliz de que ellos se lo tomaran así y de que nuestra canguro favorita, a la que he propuesto al Vaticano para santa, hiciera lo indecible por poder venir a por ellos un par de horas y se buscara la vida, y una buena sombra para no achicharrarse, para que la hora de la comida pareciera chachi y no un "cutreapaño". Cuando al fin empieza la rutina verdadera con comedor incluído, Rubiazo se pasa dos días llorando, justo esos días en los que yo sonreía feliz por la reducción de estrés. El drama continuaba a la salida del cole cuando al recogerlo de su clase lloraba una novena a su súper canguro: "Yo quellía con Paulaaaaaaaaa".
Periodo de adaptación de Pichu a primaria. Empieza nerviosa (de esos nervios contenidos que te hacen controlar tu respiración para no hiperventilar) pero feliz. Contentísima cuando al fin le han puesto deberes, una ridiculez, una mini ficha, sólo hábito... ella orgullosísima de poder sentarse a "trabajar" de mayor. Papi y mami maestros. Pero su tutora es Dios. Da igual lo que le digamos, que dicho sea de paso, nunca será diferente a lo que diga su súper maestra; pues debe ser que igual lo decimos con diferente cantinela o en diferente momento del día. Si lo dice S, va a misa, porque ella sabe más, que para eso es su maestra. Nosotros en realidad nos sacamos el título de ingeniería industrial pero nos colamos en la lista de las oposiciones a maestro porque hay más vacaciones, o algo así. En fin, que ahora entiendo a los padres cuando me cuentan "es que lo que dice Noni va a misa, ahora como lo diga yo...". Tal cual. Fin de nuestra deidad ma/paterna. Pero oye, yo feliz; que le dure ese respeto a los maestros in eternum.
Para aderezar el periodo de adaptación estamos teniendo unas crisis de asma acojonantes acongojantes. Noches en vela, muchas, ataques que pasan al cabo de unas cuantas horas de aerosoles, mucho cariño, mucho sueño y mucha paciencia, pero que a ti ya te dejan desvelada y preocupada, y convierten al ventolín en tu amante bandido, just in case. Rubiazo revolucionado gracias a su estupendo aerosol. Siestas que no llegan porque la hora del descanso en el cole de momento no existe. Resultado: pasada de vueltas total del rubio platino. Suma de los factores que acaba resultando en una bomba de relojería elevada a la máxima potencia. Lunes que empieza con un vómito "integral" en pleno camino en coche al cole, todo cortesía del puto asma, que ya podía irse a visitar a Murphy y dejar a Rubiazo en paz. Tres noches seguidas de meadas de elefante tanto en su cama como en la nuestra, todo cortesía de la dichosa adaptación. Cambios de pijama y limpieza "toallitera" de emergencia para que no se desvele (demasiado). Pichu y sus arranques de independencia repentinos que te hacen querer sugerirle que vaya a pedir un referéndum al congreso de padres o algo así. Pichu y su sordera selectiva. Pichu y su recién estrenada cabezonería de primaria...

¡Y va mi amiga B y se atreve a hablarme de ADAPTACIÓN! ¡Pero nena, si llevo hecho un máster desde la última semana de agosto! ¡Si en casa es la palabra clave!: "Buenos días, adaptaciones mías / Os quiero, adaptaciones / Que soñéis con adaptaciones bonitas / Hoy de almuerzo lleváis bocadillo de mantequilla y adaptación..." Y así... ADAPTACIÓN es la palabra de contraseña cuando salta la alarma y es lo que usamos para contar hasta 10 cuando le ponemos el ventolín a Rubiazo; ¡Si hasta en la carnicería el sábado pedí 500gr de carne picada y otros 500 de adaptación a rodajas!

Muy bonita la adaptación de nuestros pequeños. Sí. Dosis extra de paciencia aunque no durmamos en condiciones durante un mes. Aunque se reboten a la mínima y estén susceptibles y tengan piropos hacia nosotros a mansalva. Sí. Nosotros somos los adultos y tenemos que saber estar, ser y hacer y dominar la situación. Todo claro. Muy lindo el cuento...

¿Y QUE ME DICEN, SEÑORES, DE LA ADAPTACIÓN DE LAS MADRES?
 
Aunque me rechifle mi trabajo como a ellos su rutina escolar, yo también querría seguir de vacaciones sin rutinas, ni horarios fijos, happy flower total con mis plantas, la piscina, el terraceo y las relaciones sociales a más no poder, la clarita al solete, los paseos familiares interminables en bici... Y ese largo etcétera que significa VERANEO. 
Yo también lloro porque no me quiero quedar a comer en el cole mientras adelanto toneladas de faena. Y me pongo de los nervios cuando se avecina alguna reunión larga que implique algo de tensión. También llevo deberes a casa. Aunque conozco a mis compañeros, a veces me encuentro con que a alguno no lo conocía tan bien como yo creía, y eso me crea desasosiego y unas ganas tremendas de gritar "¡papaaaaaaá!" y salir corriendo. YO TAMBIÉN ME ESTOY ADAPTANDO LEÑE. 
De hecho, conforme avanza septiembre la cara de loca que se me está quedando es cada vez más difícil de disimular. Salgo a correr para despejar la mente. Salgo a correr y hago religiosamente mi rutina de ejercicios, no sea que mi señor cuñado, preparador físico de élite, me pegue la bronca como si fuera una alumna real, pero también con la esperanza de fortalecer cuerpo y mente para las muchas carreras nocturnas a por el ventolín, el vómito, el pis de turno, el vasito de agua, y para ser capaz de salir cargada como una mula cada mañana, y salir del cole cargada como dos mulas con los trastos y un rubio enganchado del brazo y pasadísimo de vueltas.
 
Así que, por favor, si nos encontramos por ahí y me veis con cara desencajada, hablando sin mucho sentido, y con un zapato de cada (cualquier día)... Recordad esto: POBRETA, ESTÁ DE ADAPTACIÓN.
 

¡SALVEMOS A LAS MADRES EN PERIODO ESCOLAR!

CON M DE MAMÁ y A de ADAPTACIÓN.

2 comentarios:

  1. Hola. tienes toda la razón que las madres también necesitamos período de adaptación aunque al final siempre podemos con todo... Es una pena que se haya acabado el verano... seguimos en contacto

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  2. Noni! Que yo llevo un mes de septiembre de querer exiliarme a los Andes pero lo tuyo ya es de Guiness! Qué penica me da ese Rubiazo precioso con esa puñetera asma que no le deja a sol ni a sombra, y tú, que te va a dar un pasmo. Me encanta Pichu y su sentido de la responsabilidad, quiero un poco para mi casa porfa. bueno, piensa que ya queda poco y que enseguida llega...la Navidad :-) besitos

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